Pauta fundacional hispana establecida desde
1620
Caso
del pueblo de San Joaquín de Mariara a fines del siglo XVIII
Evencio Díaz
El pasado 3 de
noviembre, en el marco del evento cultural Filuc 2017, se realizó la II Jornada
de Historia Regional de la Academia de Historia del estado Carabobo, con el
foro inaugural denominado, Mitos y Realidades de la Fundación de la Nueva
Valencia, cuyos panelistas mostraron sus puntos de vista de la siempre polémica
fundación de la ciudad capital carabobeña, en el siglo XVI. Esperamos, que el
camino emprendido por el académico, Luis Cubillán Fonseca, a través del estudio
de los primeros encomenderos establecidos en la provincia de Tacarigua, dé
frutos semejantes a la aclaratoria presentada en 1934, por el Dr. Ambrosio
Perera (1904-1977), sobre el caso de la fundación de Carora (1569).
En la segunda
década del siglo XVII, el abuso y servidumbre instaurado por los encomenderos, y
su oposición de reducción, a la población aborigen sobreviviente de la
resistencia al choque cultural, debió ser mucho más severo e indígnate que
obligó a dictar una real disposición de fecha 10 de agosto de 1619, en la cual
impartía ordenes al Obispo de la Gobernación de Venezuela para que en las
moradas de esa población se llevase a efecto la fundación jurídica de pueblos
de doctrina, mediante la creación de curatos. El cumplimiento del mandato, a
partir de 1620, generó un ordenamiento jurídico que se va a reproducir, de
manera regular y parecida, durante todo el siglo XVIII y aun gran parte del XIX.
Pero, además, derivó en normas y reglas ceremoniales, espontáneo y fuera de
discusión, que fueron internalizadas en las conciencias de los individuos, como
fue costumbre reconocer que el “acto material, simple y sencillo” de elegir el
sitio donde edificar la iglesia, “constituía el hecho mismo de fundación, el
acta de nacimiento de un pueblo” (Barroso Alfaro, 2004: 7. La fundación de
Ocumare de la Costa en los documentos inéditos).
Durante la segunda
mitad del siglo XVIII, en los Valles de Aragua del territorio de Valencia, se
consolidó la ocupación territorial y el uso de las tierras, con la
diversificación de las actividades agrícolas, lo cual originó una población
creciente y dispersa formada por blancos, pardos y negros libres. En la
penúltima década el Obispo Mariano Martí llegó en visita pastoral a la
jurisdicción parroquial del pueblo de Guacara, encontrando que en el espacio
conformado por los valles de Mariara, Cura y Hato Viejo, había una numerosa
población que requería asistencia espiritual, en consecuencia, decidió
desmembrarla en Auto de Erección Canónica el 18 de noviembre de 1782 bajo el
titular, San Joaquín.
La sede de la nueva parroquia fue el valle de
Mariara, pero, las circunstancias retrasan el proceso de fundación; y se tendrá
que esperar la administración parroquial del P. José Damián Saubens, quien a
principio de 1795 comenzó a gestionar la designación de jueces comisionados que
junto a la autoridad civil, acordarían el lugar más adecuado para levantar la
iglesia parroquial. Hubo dos intentos fallidos, el primero, el 23 de julio de
1782 en el sitio de Mariara, de ahí lo de San Joaquín de Mariara, y el segundo,
el 1º de junio de 1795 en el sitio de Aguas Calientes; pero ante las reacciones
de los vecinos, finalmente, el 3 de diciembre de 1795 se trasladó al sitio de,
Punta de Zamuro, habiéndose así fundado el pueblo de San Joaquín como “entidad poblacional
jurídica”.
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