Gruta de Lourdes en San Joaquín

La fe cristiana-católica tiene un profundo sentido de existencia histórica con la representación maternal de María la Madre de Jesús, quien desde siempre acompaña a la Iglesia en su papel evangelizador y en la Historia de Salvación de todos los hombres. Las distintas advocaciones son una invalorable riqueza que matiza la manera de acercarse a Dios, de vivir la fe plena y de ejercitarse en el compromiso de todos cristianos, teniendo como centro a Jesucristo.

 La Iglesia parroquial de San Joaquín (1782) ha estado desde su fundación relacionada con la protección de María Santísima. Así quedó asentado en el documento de su creación canónica, cuando señala que se  …“hizo desmembración, separación  y división del expresado valle de Mariara, y sitios comprehendidos bajo los limites demarcados, y erigía, y erigió a mayor honra y gloria de Nuestro Señor  Jesucristo y  su  Santísima Madre la siempre Virgen María, en nueva Parroquia la Iglesia que es o fuere de  dicho Valle de Mariara bajo la invocación y título de San Joaquín”…( Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Caracas, Sección: Parroquia, Carpeta    58,  Documento  Nº 13,   pp.  566-567, Caracas, 18  de  noviembre  de  1782).

Esta nueva porción del pueblo de Dios se acrecentará en lo material y espiritual en torno a la devoción de la Virgen del Carmen, celebración de rango patronal que predominó en el grueso de la feligresía o población, y con la cual se impuso en la actual denominación parroquial. Sin embargo, durante estos años de presencia de la Iglesia parroquial se ha venido también destacándose las festividades de la Virgen de Coromoto, del Rosario, de Lourdes, de la Milagrosa, de la Inmaculada Concepción, de Fátima y de la Candelaria. Es indudable el fervor mariano que siempre ha caracterizado en todo tiempo a la Iglesia parroquial, manifestada en el culto externo de veneración a la Virgen María como modelo de fe, humildad y servicio de vida en el seguimiento de su hijo Jesucristo.

         Una manifestación destacada es la celebración de la advocación de la Virgen María en Nuestra Señora de Lourdes que, se realiza todos los 11 de febrero en memoria de su primera aparición (1858), en un lugar que se encuentra al suroeste de Francia llamado Lourdes.   Este místico sitio se transformó rápidamente en uno de los Santuarios de Peregrinación más importante del mundo católico junto a Fátima en Portugal y Guadalupe en México.

         El impacto masivo de millones de peregrinos a la Gruta de Lourdes donde se apareció la Virgen, fue motivos de grandes manifestaciones en diferentes partes mediante la construcción de réplicas de grutas como demostración de fe mariana. En nuestro país se destacó las conocidas Peregrinaciones de Villa de Cura, estado Aragua, que se inició en 1904 y cuyo culto y devoción generó en 1909 la fundación venezolana de las Hermanas Catequistas de Nuestra Señora de Lourdes (Las Lourdistas), autorizada por Monseñor Juan Bautista Castro, Arzobispo de Caracas.

            En la administración diocesana del tercer Obispo de Valencia, Mons. Gregorio Adam (1937-1961), de profunda fe en María Santísima, fue un promotor de la devoción de la Virgen de Lourdes y, sobre todo colaborador de las obras benéficas de las Hermanas Lourdistas. Un ejemplo, lo encontramos en las colectas ordenadas en febrero de 1941 por el señor obispo, en beneficio de la mencionada comunidad religiosas. La Parroquia de San Joaquín contribuyó con 32 bolívares. (Libro de Inventario de la Parroquia de San Joaquín, 1921, p. 19).

            No solo en San Joaquín se construyó una gruta a imitación de Lourdes, también se hicieron en Guacara, Los Guayos y demás parroquias. En las parroquias del occidente de Carabobo se destaca las vigentes peregrinaciones que se efectúa anualmente en la Parroquia de Montalbán.

            Esta importante manifestación de fe es un hecho social de carácter histórico que merece que la conozcamos un poco, por ellos, nos disponemos a describir algunos datos acerca de la construcción de la Gruta de Lourdes de San Joaquín, junto a una breve pincelada biográfica del sacerdote sanjoaquinero, Mons. Jacinto Soto Laya (1896-1985).

Réplica del santuario

            En el ángulo noroeste del edificio del templo parroquial (1796-1809) cruce de la Avenida Bolívar con Urdaneta fue modificado su apariencia material, después de 128 años, con la construcción de una gruta artificial a semejanza de la que existe en la localidad de Lourdes, Francia, lugar de la aparición de la Virgen María, quien se anunció como la Inmaculada Concepción

Esta gruta construida con rocas de diferentes tamaños adherida con mortero de cemento y juntadas al muro de la nave lateral izquierdo del templo, fue costeada en su totalidad por la señora Teresa de González, como pago de una promesa que le hiciera a Nuestra Señora de Lourdes (Libro de Inventario de la Parroquia de San Joaquín, 1921, p. 18).  Asimismo, se colocaron las imágenes de la Virgen de Lourdes y de la niña vidente, Santa Bernardita.

            Los trabajos de construcción de la gruta se realizaron durante la breve administración parroquial del Pbro. Domingo Antonio Ecarri (septiembre – diciembre de 1937), colocando solo la Imagen de Lourdes y, posteriormente la de la Santa Bernardita que fue adquirida en 1940. Esta imagen se deterioró por estar expuesta a la intemperie y nunca se substituyó.  Contrario a la Imagen de Lourdes que, según testimonio de Mota Sevilla, en 1986 fue reemplazado por otra que fue donada por el señor Rafael Escalona, que se la entregó a la señorita María del Socorro García (Cocó) para su respectiva entronización. La actual o tercera Imagen de Lourdes fue adquirida por la señora Nelly de Arenas, presidenta de la Sociedad de María Inmaculada.

            Pero de manera especial se destaca el trabajo artístico en la pared del muro que sirve de fondo a la gruta, realizado con conchas de ostra y otros cascarones de molusco marino, cuyas figuras piadosas resaltan la belleza de una obra que aún no hemos sabido valorar.

Obra de la baranda

            Por disposición del Obispo de Valencia Mons. Gregorio Adam, el 23 de enero de 1940 se encargó interinamente de la Parroquia de San Joaquín el R.P. Martín de La Fuente Aparicio, de los Padres Pasionistas, quien le dio continuidad a la obra de la gruta. Así lo anotó en Libro de Gobierno cuando afirmó lo siguiente: “Se hizo una baranda para la gruta de Ntra. Señora de Lourdes, gastándose en estos trabajos la suma de bs. 1.580” (2do. Libro de Gobierno 1860-1982, f. 159).

            Esta iniciativa de construir una cerca balaustrada para brindarle protección a la gruta, fue una preocupación en su periodo de gestión parroquial, recogida por la necesidad sentida de la mayoría de los feligreses. Los gastos de la baranda se recaudaron mediante tres rifas que se realizaron con los vecinos: en la primera se rifó una cocina de Kerosene obteniendo una ganancia de 275 bolívares. En la segunda una Velda, dejando un monto de 360 bolívares y en la tercera se rifó un novillo, ganando un ingreso de 295 bolívares. El resto del dinero recaudado fueron donativos de la Sociedad del Carmen (Caballero) con 40 bolívares, la Sociedad Eucarística, 20 bolívares, La Señora Teresa de González, 80 bolívares, varias personas del pueblo, 60 bolívares. Una película, 93 bolívares. Y la Junta Comunal, 20 bolívares.

            Las razones del aporte irrisorio de la Junta Comunal quedó registrado en el acta de sesión de fecha 14 de marzo de 1941, donde se señaló que…“una carta del Presbítero,  Martin de La Fuente, Párroco de esta población, donde exige a esta Corporación una ayuda para continuar los trabajos de la gruta a la Virgen, también con el pago permanente de nueve bombillo que instalará en ella. Puesto en consideración en vista del mal estado de las rentas [negrilla nuestra]”… (Libro de Actas de la Junta Comunal 1926-1941, f. 166).

En la  sesión del 31 de marzo se aprobó la ayuda de 20 bolívares, pero siguió pendiente la solicitud del pago de la luz, pues faltaba cuantificar el número de focos, sin embargo, el problema económico obligó llevar la decisión hasta la sesión del  30 de abril de 1941, cuando determinó la siguiente solución: …“Se puso en consideración el reservado sobre el pago de luz de la gruta. El Presidente expuso que creía más conveniente que eliminarse dos luces de la Plaza y tres bombillos que se encuentra al alumbrado público, quedando a cargo de esta Junta el pago de 5 luces, lo que quedó aprobado, habiéndose ordenado hacer la participación al Pbro. Martin de La Fuente” (Ídem, f. 170).  

         Se debe reconocer que hubo voluntad política, por parte de las autoridades municipales en dar respuesta a la solicitud de ayuda en los trabajos finales de la obra, ante una crisis presupuestaria que vivía la institución en ese momento.

            Los gastos de la obra de baranda se distribuyeron de la siguiente manera: Maestro Carmona según recibo, Bs. 620, la compra de 122 balaustres, Bs. 224 (Bs.1,84 c/u), 160 bloques, Bs.135, acarreo de este material, Bs. 48, tubería e instalación, Bs. 31, Globos y alambre eléctrico, Bs. 92,50, Maestro Castillo, 53 bs., Maestro Rojas, 15 bs., Otros varios trabajos de la junta, 25 bs., Portón o verja de hierro, Bs. 320, y colocación, pintura, candado, etc., Bs.17

            Una vez concluida los últimos trabajos, incluyendo lo del alumbrado, el 4 de mayo de 1941 el Obispo de Valencia bendijo la gruta junto con las imágenes de la Virgen de Lourdes y Santa Bernardita. Ese día de fiesta religiosa predicó el sanjoaquinero, Ilustrísimo Monseñor, Jacinto Soto Laya (1896-1985), Vicario General de la Diócesis de Valencia.

Primer sacerdote sanjoaquinero

El 11 de septiembre de 1896, en casa de la familia Soto Laya - Marrero del municipio San Joaquín, nació un niño que fue bautizado con el nombre de Proto Jacinto (Parroquia San Joaquín de Mariara, Libro 11º de Bautismo 1895-1919, p. 46).

  Realizó estudio eclesiástico a temprana edad en el Seminario Interdiocesano de Caracas. Según la referencia oral, fue trasladado a Caracas por el sacerdote diocesano, Pbro. Hilario Cabrera Díaz, encargado de la Parroquia de San Joaquín durante dieciocho meses (enero 1907-octubre de 1908) quien vio inclinaciones religiosas en él. Fue ordenado Sacerdote el 8 de julio de 1923, Prelado en 1938 y Protonotario Apostólico en 1946, realizando un ejemplar desempeño en su carrera ministerial hasta su fallecimiento 1985, en la ciudad de Caracas, en donde reposa sus restos.

A pesar de las diferentes responsabilidades religiosas, Monseñor Jacinto Soto Laya, nunca dejó de frecuentar su tierra natal de San Joaquín, siempre estuvo en los momentos importantes de la Iglesia Parroquial, por ejemplo, en las gestiones de reconstrucción del templo parroquial promovida por el R. P. Fortunato Salas, en 1982, contribuyó con los trámites ante la Dirección Justicia y Culto con sede en la ciudad capital.

Recibió merecido homenaje y reconocimiento como Hijo Ilustre de San Joaquín el 16 de julio de 1973, en sesión especial efectuado por las autoridades municipales en las instalaciones del Grupo Escolar, Dr. Rafael Pérez.  El acto comenzó con la entrega de placa y acuerdo por la Junta Comunal, presidida por el señor Elías Peraza. El discurso de orden estuvo a cargo del escritor y poeta, Dr. Felipe Herrera Vial, y las palabras de elogios del sentir sanjoaquinero por el poeta Alejo Moreno. Las palabras de clausura fueron realizadas por el homenajeado, seguidamente, de un brindis con los asistentes de la sesión (Libro de Actas de la Junta Comunal 1972-1974, pp. 94-96).

Según un breve currículo de vida sacerdotal hasta 1948, Monseñor Jacinto Soto Laya fue Coadjutor de San Juan de Caracas y la Divina Pastora, y nombrado párroco de Guatire y acompañó a Mons. Fernando Cento en su viaje a Roma y Tierra Santa. Fue párroco de la Divina Pastora en Caracas, “de allí fue a la Casa de Noviciado de los PP. Misioneros de B. P. Claret, para probar su vocación”. Administrador del Seminario Interdiocesano. Vicario General de la Diócesis de Valencia y Párroco de Catedral. Estableció una Escuela Parroquial con cien niños que funcionó durante cinco años con las Religiosas de San Agustín, sostenido con su propio peculio. Publicó hojitas parroquiales y revistas de índoles piadosa. Fue miembro del Instituto Científico de Carabobo y propulsor de la Hora Santa Sacerdotal. (Archivo Arquidiocesano de Valencia Mons. Gregorio Adam, Comunicado enviado a la Secretaría de Estado en la ciudad Vaticano, de fecha 13 de mayo de 1948).

Primera peregrinación al santuario

Por orden del Obispo Adam mediante la publicación de Carta Pastoral a la Diócesis de Valencia, el día 25 de febrero de 1944 se realizó la primera solemne peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes de la Parroquia de San Joaquín.  Esta hermosa celebración tenía tres días de preparación llamado Triduo, tiempo que se dedicaba a la catequesis y a promover los sacramentos, y principalmente el ejercicio de las confesiones.

Los participantes en la peregrinación eran los niños de las diferentes escuelas y los habitantes de los caseríos, como La Indiana y El Remate. Las actividades del primer día comenzaban a las 4 de la tardes y concluía a las 7 y media, con la procesión de antorchas.

La peregrinación culminaba el día siguiente con el encuentro y participación de los demás caseríos de Mariara, Aguas Calientes y Cura. Durante el último día continuaba las confesiones, comuniones  y los matrimonios gratis. Para cerrar la peregrinación se realizaba una procesión solemne del Santísimo Sacramento con la participación de los diferentes movimientos de apostolados. 

Hubo una segunda peregrinación los días 10 y 11 de febrero de 1945, pero no se perseveró en la continuidad de las actividades, prevista para hacerla anualmente. Para nuestro parecer es una actividad devocional digna de retomarlo por los inmensos frutos espirituales que brinda a la comunidad parroquial.

Nota marginal

Agradecimiento a nuestro amigo, archivista y profesor Héctor Mota Sevilla, por las gráficas aquí utilizada e igual aportes de datos que ayudaron la elaboración del artículo.

Evencio Díaz

Cronista Municipal

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