San Joaquín y el Combate de El Aguacate*

Contribución aproximada de su estudio histórico-historiográfico

Evencio Díaz

Cronista Oficial del Municipio San Joaquín

 Miembro Correspondiente de la Academia de Historia del Estado Carabobo 

Introducción

Hace dos años presentamos un breve artículo en un importante medio impreso  carabobeño[1], espacio que fue designado a la Academia de Historia del Estado Carabobo, en donde se advertía de algunas imprecisiones o errores históricos en los datos que enseña la historiografía nacional acerca del hecho arma independentista efectuada en el cerro El Aguacate. Desde la perspectiva local y regional, hemos revisado esos datos con el objetivo de renovarlo, y mejorar de esa manera el conocimiento histórico relativo al proceso de Independencia.

Con ocasión de la conmemoración del Bicentenario del Combate de El Aguacate, presentamos los resultados obtenidos en la revisión histórico-historiográfica, documental y conceptual, los cuales no pretenden ser exhaustivos, en el imprescindible paso previo, a la elaboración del conocimiento histórico de los hechos y acontecimientos que formaron parte de esta importante acción bélica de la disputa de la Independencia, ocurrida el 14 de julio de 1816; en el entonces territorio del Tenientazgo del Pueblo de San Joaquín de Mariara (1802) ubicada en los Valles de Aragua, jurisdicción del  Ayuntamiento de la ciudad de la Nueva Valencia del Rey de la Provincia de Caracas. El hecho de arma de El Aguacate ocurrió en el marco de la famosa Expedición de Los Cayos, dirigida por el Libertador Simón Bolívar (1783-1830), en los hechos subsiguientes al desembarco en Ocumare (6 de julio) con el objetivo de ingresar y recuperar el territorio de la región centro norte del país. La revisión del material disponible para conocer los detalles de la acción militar, y con ello, cumplir con la senda metodológica para la reconstrucción aproximado de los hechos, nos han permitido apreciar algunos errores históricos en los datos (bruto y dato seudo-elaborado), con las cuales se han venido repitiendo tenazmente en la historiografía nacional, regional y local. Prueba de ellos, es la verosímil denominación, formada desde el mismo momento del hecho del combate, como “Batalla de Los Aguacates”, que sin objeciones críticas tradicionalmente lo hemos venido reproduciendo hasta el día de hoy. Estas imprecisiones se deben, en un principio, a errores involuntarios cometidos con el topónimo, lugar donde se desarrolló la acción y por razones de interés propagandístico de carácter político de la parte interesada en exaltar la acción como batalla, el cual bien sabemos que fue un revés militar para el ejército independentista. Pero no solo los errores son de formas, sino que, además, de ciertas afirmaciones y nociones que distorsionan la comprensión e interpretación de los hechos con las cuales no se corresponden con la realidad histórica. 

I.             San Joaquín en el contexto geo-histórico

La falta de la consideración geohistórica en los estudios locales, ha ocasionado que los municipios Diego Ibarra (Mariara) y San Joaquín tengan un errado conocimiento de sus orígenes, que son comunes e imposible de separar, ya que hubo el establecimiento de un espacio concreto en 1782 que, se mantuvo hasta 1959. Esto es lo que hemos llamado como la Región Histórica de Mariara (1782-1959)[2] cuya unidad histórica está relacionada con otras regiones donde, se destaca la Región Valenciana[3]. Las consecuencias han sido graves para la comprensión histórica, sobretodo la evolución constante que son sometidos la estructura social de esas comunidades con vínculos muy estrechos, y cuyo contexto histórico es el siguiente: pueblo de San Joaquín de Mariara (1795), ubicada en los Valles de Aragua, jurisdicción del Ayuntamiento de la ciudad de la nueva Valencia de Rey de la Provincia de Caracas o Venezuela, y de la Gobernación y Capitanía General de Venezuela (1777).

Un ejemplo que relaciona esta realidad concreta de la región histórica, es la imprecisión que se ha tenido con la afirmación de que los independentistas hayan llegado a La Cabrera, marchando por el centro del poblado de San Joaquín. Al no considerar el contexto geo-histórico, en donde se desarrolló los hechos bélicos del año 16, nos conlleva valorar lo que significa tener en cuenta el concepto de la Región de Mariara.  Por tanto, la denominación indistinta que se le daba a la jurisdicción del pueblo de San Joaquín durante el siglo XIX, como Pueblo de Mariara o San Joaquín de Mariara. Los historiadores, Baralt y Díaz (1841) afirman que … “después que desembarcaron las tropas en Ocumare, fue enviado Soublette con parte de ellas a ocupar los valles de Aragua por el camino que conduce a San Joaquín” … (269); Asimismo, pero con más detalles Blanco (1957) dice que … “Soublette se pone en marcha a las nueve de la noche; trasmonta la serranía por el fragoso camino que baja a San Joaquín, y se lanza lleno de atrevimiento en la dirección de los Valles de Aragua” … (p. 229). Los autores se refieren a la jurisdicción del pueblo o tenientazgo, y no especifica que baja al centro del poblado de San Joaquín. Sin embargo, con igual detalles y mayor precisión, Larrazábal (1865) señala que … “Bolívar hizo marchar, a las nueve de la noche, casi con todas las fuerzas, al mayor Carlos Soublette, para que pasando la cordillera, penetrase en San Joaquín de Mariara y se apoderarse del desfiladeros de la Cabrera, punto el más importante y estratégico para su campaña” … (p. 431).

Pero una visión geográfica de cómo se veían los habitantes de entonces, nos hará comprender mejor el escenario: “Del otro lado de las montañas, esto es, en los valles que forman sus ángulos, están igualmente fundados diversos pueblos que corresponden a los ya dichos de la costa, como Valencia, Guayos, Guacara, Mariara, Maracay, Turmero, San Mateo, la Victoria, el Mamón, San Pedro, Antímano y Caracas. Casi todos los pueblos de la costa tienen su camino por la montaña que se dirige a los que les están enfrente del otro lado, más o menos largos según la circunstancia del terreno, pero todos abiertos por entre precipicios horribles y apenas transitables por muy buenas caballerías. El de Ocumare sale a Mariara y tiene de largo cerca de nueve leguas.” (Díaz, 1829:201).

La jurisdicción de San Joaquín de Mariara, ubicada en los valles de Aragua, estaba conformada por tres valles: el valle de Mariara, colindante por el este con la jurisdicción del pueblo de Maracay, y es donde se encuentra el sitio o fortín de La Cabrera; el valle de Cura, colindante por el oeste con el centro poblado de San Joaquín y con el valle de Hato Viejo; este último colíndate por el oeste con el pueblo de Guacara. Todos ellos tienen límite por el norte con la Cordillera de la Costa, donde se localiza el cerro El Aguacate y el pueblo de Ocumare de la Costa. Podemos concluir que el Coronel Soublette estuvo en territorio de los valles de Mariara y Cura, jurisdicción del pueblo de San Joaquín de Mariara.      

En el parte del Combate de El Aguacate, Morales afirmó que según declaraciones de los prisioneros, las intenciones de los independentistas fueron seguir la ruta Maracay - San Joaquín - Valencia, así lo hace saber: …“Como dije a V. S. en mi últ.o  parte, me fue forzoso atacar a los enemigos en sus formidables posiciones p.a q.e no adelantasen los atrincheram.tos q.e principiaron, ni vajasen al valle de Maracay, y S.n Joaq.n, adonde pensaban hacer sus mansiones, y adelantar hasta Valencia”… (RAH, Legajo 18, f. 52).

II.           Establecimiento institucional de San Joaquín

En el periodo (1782 – 1802), San Joaquín sentó la base institucional mediante el establecimiento primario de la parroquia eclesiástica, entidad territorial que está conformada por los feligreses o vecinos del lugar, y presidida por la autoridad del párroco. Además de las motivaciones religiosas de brindarle asistencias espirituales y sacramentales, también había razones de control social por parte de las autoridades civiles ante el auge económico y demográfico en la segunda mitad del siglo XVIII, que va experimentar la región oriental de Valencia que conocemos como los Valles de Aragua.

En la colosal empresa pastoral emprendida por el obispo Mariano Martí (1720-1792) lo lleva a visitar, en 1781, la jurisdicción de la Parroquia San Agustín de Guacara y decide desmembrar una porción de ese territorio conformada por los valles de Hato Viejo, Cura y Mariara. Y, el 18 de noviembre de 1782 mediante auto de erección canónica se crea la Parroquia San Joaquín de Mariara, escogiendo el lugar o sitio Mariara para la sede de la iglesia parroquial, ubicado en el margen este del río del mismo nombre.

Desde 1620 se había establecido socialmente un sistema de patrones típicos de fundaciones de pueblos que, según, el Padre Jesuita, González Oropeza (1993) la constitución de un pueblo no se podía concebir sin su iglesia o templo parroquial. En el caso de San Joaquín se verifico el primer sitio y fue considerado inadecuado por razones naturales, luego se trasladó al lugar de Aguas Calientes y por estar muy al extremo de la jurisdicción parroquial, se trasladó y se demarcó el 3 de diciembre de 1795 en el sitio llamado Punta Zamuro, lugar que está localizado entre los valles de Cura y Hato Viejo.

       Este acto material de elegir el sitio y hacer efectivo la edificación del templo es considerada como la fundación de San Joaquín y, ciertamente, fue el inicio del proceso de conformación urbana y de estructuración social, conforme al poblamiento hispano implantado.

Una vez enrumbada la configuración de pueblo y la vida civil, lo nuevos vecinos gestionaron en 1802 ante el gobernador de la Provincia de Caracas, el nombramiento de un funcionario local encargado de administrar justicia y orden a una población que, para la fecha se estimaba en 2.224 habitantes[4]. Las gestiones fueron favorables, y el 26 de agosto de 1802 se firma el auto de creación del Tenientazgo del pueblo de San Joaquín de Mariara[5]. La jurisdicción territorial del tenientazgo fue la misma de la Parroquia Eclesiástica de San Joaquín.

Antes de iniciarse la disputa de la Independencia[6], el pueblo de San Joaquín estaba consolidado institucionalmente y se había construido en su totalidad el templo parroquial (1809) y, sobre todo, la edificación de más 150 casas de sólidos fundamentos.

III.         Participación activa en la crisis política de comienzo del siglo XIX

San Joaquín vivió con intensidad e igual plenitud la coyuntura político-militar sucedida en la Gobernación y Capitanía General de Venezuela (1777) durante la segunda y tercera década de principio del siglo XIX y que, desembocó en la ruptura del nexo colonial español, llamado por la historiografía tradicional: la Independencia de Venezuela. El estudio de estos hechos, acontecimientos y del proceso independentista, que, siguiendo a Carrera Damas (1995), lo denomina la disputa de la Independencia, se requiere de nuevos enfoques y criterios metodológicos que permita al cronista investigador comprender y explicar mejor, sin perder de vista el carácter de ciencia social y su realidad histórica a nivel local, que hoy conocemos como microhistoria. Lo que no se debe olvidar y tener siempre presente que, la Historia es una sola, que la llamemos nacional, regional o local solo responde a una necesidad convencional de delimitación geográfica (espacio), abordada como objeto de estudio y conocimiento. 

El trabajo del cronista investigador sobre la disputa de la Independencia encuentra contraste con los conceptos trasmitido por la historiografía patria u oficial, no solo de aquella producción que apareció inmediatamente después de alcanzada la ruptura (s. XIX), sino también en los recientes trabajos historiográficos que repiten los mismos datos y contenidos. Es imposible seguir con el uso de esos conceptos caducos, pues su aplicación sería tergiversar los hechos pasados del proceso sociohistórico local. Un ejemplo, es constatar la conciencia monárquica-religiosa en los habitantes o vecinos, expresada en las prácticas de fidelidad al rey de la entonces naciente sociedad colonial del pueblo de San Joaquín de Mariara (1795). ¿Cómo conciliar la enseñanza de la historia patria o nacional con nuestra realidad histórica local? Es aquí donde la historiografía tradicional u oficial se agota y pierde sentido, y nos urge buscar renovados conocimientos históricos que dé respuesta adecuada, acorde a los resultados obtenidos en la investigación circunscrita en la región histórica de Mariara.

Fuimos una sociedad realista, desde nuestra participación en el sufragio censitario[7] de 1810, hasta la reacción de algunos  vecinos-súbditos que formaron guerrilla junto con los de Guacara y que, fueron disueltas el 22 de marzo de 1822 en Vigirima, por el ejército comandado por el General José Antonio Páez (1790-1873). Después de la batalla de Carabobo (21 de julio de 1821), en algunos pueblos de la región centro norte del país, apareció un fenómeno de lucha popular de resistencia en favor de la causa realista[8].  Es una realidad que forma parte también de lo que el historiador German Carrera Damas (1930), ha llamado “la poda de la conciencia histórica de una sociedad”[9], cuando explica de las omisiones en nuestra historia oficial, acerca de la creación de la República de Colombia (1821-1830).

IV.         Revisión histórico-historiográfica de la acción de El Aguacate

 Debemos reconocer la resistencia que, hemos tenido para abordar el tema, porque es tan abundante los trabajos historiográficos, que directa o de manera secundaria tratan sobre él, qué creíamos que no había nada que agregar que no fuese tan solo precisar las dudas que generaba la denominación militar asignada a la acción, pero fue necesario corregir -desde la perspectiva local o regional- el error histórico que se cometió con la pluralización del nombre propio del lugar, en donde se efectuó la acción de guerra denominada, cumbre o cerro El Aguacate.  Así mismo, revisar paso a paso el desarrollo de algunos hechos o sucesos que, igualmente formaban dudas. Además, teníamos una gran incertidumbre sobre los aportes de la investigación histórica, pues estamos consiente de que toda investigación y estudio histórico debe generar por lo menos la revisión de conocimiento histórico. Más aún, sobre un tema donde la información se pierde casi de vista, por el gran volumen de publicaciones bibliográficas que estudian la Guerra de Independencia de Venezuela (1811-1823). No hay ninguna producción historiográfica acerca de la emancipación que no haya aludido a la famosa “Batalla de Los Aguacates”.

En primer lugar, acudimos a las fuentes primarias, ya habíamos tenido conocimiento de los partes de guerra del brigadier Francisco Tomás Morales (1781-1844), jefe realista, publicado en la Gaceta de Caracas en el mismo mes y año de la acción militar. Sin embargo, en los Archivos del Teniente General, Pablo Morillo (1775-1837), Conde de Cartagena, se hallan las copias de los manuscritos que les fueron enviados por Morales en su condición de jefe inmediato y, en donde lo ponía a tanto de los pormenores de los movimientos de repelar a la fuerza independentista, en su intento de recuperar en el año 16 a la Provincia de Caracas (hoy la región centro norte del país). Estos documentos reposan en la Real Academia de la Historia, en Madrid (España), y que gracias a la tecnología digital se encuentran disponible en su postal Web toda la colección www.rah.es. Pero, además de dichos informes de guerra contienen otros documentos manuscritos con informaciones adicionales, muchos de ellos aún inéditos que nos ayudó a la reconstrucción histórica de la acción de El Aguacate.

            La mayor parte de la información se encuentra en lado de los realistas, pues como bien sabemos la acción de El Aguacate fue una derrota en contra de los independentistas, encabezados por el entonces Mayor General Carlos Soublette (1798-1870). El descalabro militar generó el conocido hecho llamado: “Desastre de Ocumare”.  Esta designación fue motivada ya que, el Libertador Simón Bolívar (1783-1830) se encontraba en Ocumare de la Costa, como parte de la travesía de la famosa Expedición de Los Cayos. Esta situación nos confirma el típico decir anónimo: que “la historia la escriben los vencedores”, y son ellos quienes exaltan las acciones como hechos heroicos, las narran con mayor detalles y descripción; contrario de los vencidos que desearían olvidar tan lamentables perdidas que, obviamente, en el momento influye sicológicamente en el ánimo de sus hombres y la de sus partidarios, por perseguir la causa que motiva la lucha armada. De parte de los independentistas, Soublette publicó un boletín oficial cuyo contenido describe someramente lo acontecido del día 14 de julio. Es Bolívar quien da mayor información en la descripción de la acción de El Aguacate, recordemos que él participó directamente en dicho hecho de armas. De ahí, el porqué de tan nombrada esta acción de guerra en la historiografía venezolana.

Para el desarrollo crítico de la investigación historiográfica, documental y conceptual, hemos subdivido en varios apartados según las dudas o errores encontrados, mediante la utilización del “criterio de cotejo”. Los apartados son los siguientes: del nombre geográfico, de la ubicación geográfica, de la fecha, de la duración, de la cantidad, de la ruta de Soublette, de las causas de la derrota, de las versiones acerca de los sucesos de Ocumare y precisión de los conceptos: ¿batalla o combate? En esta oportunidad solo nos ocuparemos rápidamente del primero y último apartado en mención.

A) los mAnuscritos y las fuentes 

            El flujo de comunicación escrita durante la disputa de la Independencia, fue constante y abundante en ambos bandos, pero, fue también “una guerra de opinión y propaganda” que tenía por finalidad afectar los ánimos y generar matrices de opinión en favor de la parte de quien promovía la información. Todo esto fomentaba la división hasta el odio entre las partes en disputa, garantizando a la clase social promotora el cultivo de los enemigos a vencer. La prensa de la Gaceta de Caracas, en manos de los realistas, fue ecos de esas actitudes que envolvían los logros de las diferentes actuaciones militares y un ejemplo de guerra verbal que iba a la par de las balas.  

Muchas informaciones encontraron difusión en la prensa de la Gaceta de Caracas, pero otros fueron a parar en los archivos personales de los comandantes que, a imitación de los grandes hombres de los siglos pasados, se consideraban predestinados, con conciencia por dejar huellas en los hechos trascendentes de lo que eran protagonistas. Estos grandes hombres lograron conservar sus archivos personales, como parte de sus hazañas logradas en las distintas batallas que participaron: el general Pablo Morillo fue uno de esos hombres excepcionales que proyectaron sus testimonios escritos hasta el día de hoy. Muchas veces esos archivos pasan de las manos privadas a la propiedad pública, por su importancia histórica patrimonial al servicio de la humanidad. 

            Lo dicho arriba, nos obliga que tengamos que reforzar nuestro espíritu crítico y ser muy cauto en el tratamiento de fuentes primerias, cuando más las secundarias que a veces repiten al cansancio los mismos datos. No debe sorprendernos como de manera ligera se distorsiona el manejo de la información histórica, pues si la historia es la ciencia de los hombres en el tiempo, ese hombre es sujeto y objeto de la historia al mismo tiempo. Por tanto, no exento de incurrir a errores por su condición humana durante el recuento de cualquier hecho social. Diversos son los errores que se puede cometer en el instantes de registrar un acontecimiento y, más aún, cuando  se va alejando del momento histórico. 

            El producto historiográfico nacional sobre la disputa de la Independencia es muy abundante y diverso, pero cuando se comienza a mirarlo bajo la primicia de historicidad, no solo cambia nuestra concepción que tenemos de la historia, sino también se empieza a reconocer que la historiografía es un hecho histórico[10]. Al considerar este principio de historicidad que, muchas veces omitimos, nos permite valorar de otra manera los datos contenidos en las fuentes historiográficas. Pero lo más importante es indagar el recorrido del dato: desde el momento en que produce hasta su disposición historiográfica. Al momento que dicho dato se hace parte de nuestro interés investigativo, se transforma en un “dato bruto” que debe someterse al tratamiento del método crítico[11]


Tabla 1: Relación de documentos sobre las acciones de guerra en  San Joaquín de Mariara en  1816, contenido en el Archivo de Morillo de la Real Academia de Historia, Madrid, España.

 

 

Fecha

 

Lugar

 

Autor

 

Contenido

 

Dirigido

Real Academia de Historia

 

1

 

7 de julio

 

Valencia

Francisco Tomás Morales

 

 

Plan de operaciones

 

Pablo Morillo

 

Legajo 18, fs. 48-49

 

2

 

10 de julio

 

San Joaquín

Francisco Tomás Morales

 

 

Parte de la acción en

el sitio La Piedra

 

Pablo Morillo

 

Legajo 18, fs. 50-51

 

3

 

13[14] julio

Campo de Batalla, en las alturas de   Aguacate

 

Francisco Tomás Morales

 

Breve parte de guerra de la acción de El Aguacate

 

Pablo Morillo

 

Legajo 18, fs. 51-52

 

4

 

15 de julio

 

Ocumare

 

Francisco Tomás Morales

 

 

Parte de la Acción de El Aguacate

 

Pablo Morillo

Legajo 18, fs. 52-55

 

5

 

31 de julio

 

Villa de Cura

 

Francisco Tomás Morales

 

Relación de mérito de las acciones de la Piedra y de El Aguacate

 

 

Pablo Morillo

 

Legajo 18, fs. 66-71v

 

 

6

 

 

31 de julio

 

 

Villa de Cura

 

Francisco Tomás Morales

Relación y justificación de méritos y servicios, incluye nuevamente la Acción de El Aguacate

 

 

Pablo

Morillo

 

Legajo 18, fs. 59-65

 

7

 

4 de agosto

 

Villa de Cura

 

José M. Ramírez

Solicitud de un empleo de asesoría de Intendencia

 

 

Pablo Morillo

Legajo 18, fs. 72-73v

 

8

 

17 de septiembre

 

Santa Fe de Bogotá

 

Pablo Morillo

Boletín nº 36 del Ejercito Expedicionario

Ministro de Guerra, España

Legajo 13,  fs. 165v-167

 

B) Del Nombre Geográfico

            El nombre de una acción de guerra lo determina la misma denominación del lugar o sitio donde se efectúa, de ahí la importancia que tiene el estudio toponímico; es decir, el nombre propio del lugar. Por ser el nombre una referencia geográfica que identifica el lugar, es conveniente detenerse para precisar  el verdadero nombre del sitio de la acción. En el caso  de nuestro estudio, hemos determinado que la acción del 14 de julio ocurrió en la cima del cerro El Aguacate[12] y no la denominación plural de “Los Aguacates”. En consecuencia, descartamos cualquier idea de sinónimo de los nombres, sino más bien motivados a dos causas que hemos encontrados. La primera se debe a un error de transcripción que, se ha venido repitiendo históricamente, a pesar de que algunos medios de comunicación parecieran darle nombre al lugar indistintamente[13]. Y la segunda, a la tendencia -muy a la ligera- de pluralizar los nombres geográficos.

        En los primeros manuscritos de Morales, nunca el nombre del lugar se utilizó en plural; no obstante, en la transcripción publicada en la Gaceta de Caracas del domingo, 21 de julio de 1816, no se respetó el original y fue alterado el parte de guerra de la acción ocurrida el 14 de julio. Morales informó a sus superiores y entregó copia al Capitán General interino de Caracas, don Salvador de Moxó. Es seguro que estos documentos fueran entregados también copias al médico José Domingo Díaz, para su publicación en la mencionada Gaceta.

            En el parte de guerra que presentó Morales, solo en una ocasión menciona el nombre del lugar, y lo hace en uno de los anexos, fechada en Ocumare el día 16 de julio de 1816 con el título: Estado q. manifiesta los muertos, heridos, contusos, y extraviados q. ha havido en la acción del día 13, del q. rige sobre los serros de Aguacate”. (RAH, Legajo 18, f. 58). Lo que aparece publicado en la Gaceta Extraordinaria del domingo, 21 de julio de 1816 (Nº 85, p. 665), es lo siguiente: …“los cerros de Aguacates”.   Y este craso error  lo repite Díaz (1829), años más tardes, en su libro como: …“el  escabroso cerro llamado de Los Aguacates”… (p. 202).  Esto fue el origen de la pluralización que se le dio al verdadero nombre del Cerro El Aguacate[14], con la cual posteriormente la historiografía repite, una y mil veces, exceptos en las apreciaciones de dos contemporáneos de esos acontecimientos bélicos, como los fueron el militar y gobernador, Salvador de Moxó (1780-1818)[15], y, el jurista e historiador, Francisco Javier Yanes (1777-1842).

Tabla 2. Diferencia significativa entre el documento manuscrito y la transcripción del parte de guerra publicado en la Gaceta de Caracas

Parte de la acción de El Aguacate

 

 

 

 

Real Academia de la Historia, Madrid (España)

Biblioteca Digital (bibliotecadigital.rah.es)

Colección Pabla Morillo, Conde de Cartagena

Legajo 18, fs. 52-55

 

Gaceta de Caracas (Núm.85, del domingo 21 de julio de 1816, pp. 659-666)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Manipulación: Composición de los párrafos.

“Estoy lleno de regocijo al haver visto el noble entusiasmo con q.e se me presentaron voluntariam.te p.a marchar contra el enemigo los vecinos de Valencia, Los Guallos, Guacara y S.n Joaquín, y muchos otros de aquellos  valles, siendo muy dignos de la consideración de S.M estos fidelísimos vasallos suyos q.e pongo en concider.n de V.S p.a Su Sup.or conocimiento, y q.e se sirva elevarlo a quien corresponda.

       No puedo pasar en silencio el modo valeroso con q.e peleó en esta jornada  el Ten.e de la 2a comp.a del Rey Manuel Rocha, de color pardo, dando exemplo de bizarría a todos sus soldados”. (fs. 54v - 55).

 

“Estoy lleno de regocijo al haber visto el noble entusiasmo con que se me presentaron voluntariamente para marchar contra el enemigo los vecinos de Valencia.

Los Guayos, Guacara y San Joaquín, y muchos otros de aquellos  valles, siendo muy dignos de la consideración de S.M estos fidelísimos vasallos suyos.

       No puedo pasar en silencio el modo valeroso con que peleó en esta jornada  el teniente coronel de la segunda compañía del Rey Manuel Rocha, de color pardo, dando exemplo de bizarría a todos sus soldados.

Lo que pongo en consideración de V.S para su superior conocimiento y satisfacción, y para que se sirva elevarlo a quien corresponda”. (p. 663).

 

 

 

2

 

Error de transcripción: Pluralización del nombre geográfico.

 

“Estado q. manifiesta los muertos, heridos, contusos y extraviado q. ha havido en la acción del día 13 del q. rige sobre los serros de Aguacate”. (Leg. 18, f. 58).

 

 

“Estado que manifiesta los muertos, heridos, contusos y extraviados que ha habido en la acción del día 13 del que rige sobre los cerros de Aguacates”. (p.665).

 


            El historiador Yanes (1948) reseñó en uno de su apartado de su libro,
Historia de Margarita, que Lecuna intituló de la siguiente manera: “Combates en Las Piedras y El Aguacate” (p.89).  La  Obra de Yanes, como lo hemos indicado arriba,  se mantuvo inédita hasta 1939 con el título original según Briceño (1970), quien lo utilizó en su obra publicada en 1885, “Memoria histórica-política sobre la isla de Margarita, apoyada en documento autógrafo para servir a la historias de su regeneración, y a la mejora de su actual Gobierno.-Caracas: setiembre de 1821” (p.68). Los datos aportados sobre las acciones de La Piedra y El Aguacate son los más correctos que hemos encontrados en la historiografía nacional, que nos hace verificar el manejo de la fuente documental primaria para la escritura de sus obras.

            Reiterando la afirmación acerca del verdadero nombre del lugar de la acción del 14 de julio, mencionaremos otras ocasiones en donde el mismo Morales lo dejó escrito. Entre ellos, tenemos:

1     En el parte breve de guerra realizada el mismo día, minutos después de culminada la acción, a las 11:30 de la mañana, donde declaró que estaba en el “Campo de batalla en las alturas de Aguacate” … (RAH, Legajo 18, f. 51v).

2     En la correspondencia que envió a Morillo, el 31 de julio de 1816, desde Villa de Cura, con copias del parte del 14 de julio, señalado que después de la acción de La Piedra los independentistas …“Se retiraron a la Serranía o Cumbre de camino de Ocumare, escojiendo el sitio titulado el Aguacate, cuya posición ventaja no puede expresarse con las palabras”… (RAH, Legajo 18, f. 66v).

3     Y en otra misiva enviada a Morillo, en la misma fecha y lugar del anterior, donde manifiesta que …“quisiera  yo ser  el portador de esta carta, o hállame presente quando V. la lea, p.a poderle hacerle una pintura completa de la acción del Aguacate”…  (RAH, Legajo 18, f. 59).

 

El profesor Carruido Arias (1995) también aporta el verdadero nombre del lugar de la acción del 14 de julio, señalando que “La Batalla del Aguacate fue la única acción militar de importancia que se celebró durante la independencia en suelo del hoy municipio autónomo San Joaquín”…(p.53). En todo el corpus de su trabajo se observa el conocimiento exacto del nombre al referirse siempre de la cima del Cerro El Aguacate, a pesar de su apego a la tradición historiográfica que, lo hace titular el capítulo IV de su libro como “La Batalla de Los Aguacates” (p.45). Esta contradicción no lo aclara y deja duda del nombre correcto de la acción, aun cuando es explicito su afirmación en la gráfica que presenta al llamar la montaña como cerro El Aguacate (p.46), dejando abierto la obligante discusión de esa disparidad en el nombre.

La segunda causa del error en la alteración del topónimo, ha sido la tendencia, de poco cuidado y atención de pluralizar el nombre propio del lugar[16]. Su aparición posterior lo que ha hecho es reforzar, el ya lapsus cometido por José Domingo Díaz, en la transcripción publicada en la Gaceta de Caracas, en el mismo mes y años del evento militar.  El  error lo comete el mismo Morales en la elaboración de su Hoja de Servicios (30 de diciembre de 1823)[17], información que se suma a la historiografía nacional con la publicación de Pérez Tenreiro (1994)[18]; en donde se sigue el testimonio que presenta Morales preñado de imprecisiones y falsedades[19].

C) Precisión de los conceptos: ¿Batalla o Combate?

Estamos seguros de que haciendo un ejercicio hipotético de un dialogo sobre la acción de guerra efectuada en el campo de Carabobo, y afirmáramos que dicha gesta heroica fue el “Combate de Carabobo”, seriamos interrumpido con la corrección de que no fue un combate sino la “Batalla de Carabobo”. Ciertamente, la corrección es exacta ya que, el nombre de batalla … “cuando se da a una acción de guerra, envuelve siempre algo de importante, solemne y decisivo” … (Almirante, 1886:193), por ello la necesidad de analizar conceptualmente el significado o diferencia de los términos Combate y Batalla.  Esta revisión sobre esta diferencia lo traemos a colación con motivo que, desde un tiempo para acá, se viene repitiendo que dicha acción de guerra fue una batalla, contrastando con la real significación militar e histórica que tuvo la acción y, en consecuencia, la absurda semejanza con la gloriosa Batalla de Carabobo. Tal aseveración siempre ha despertado discusión e inquietud en el municipio San Joaquín. Sin embargo, esta polémica no le resta la connotación o importancia que tuvo esta acción de guerra en el desarrollo de la lucha armada que concluyó con la emancipación venezolana. 

La historia es una ciencia que tiene utilidad social. No hay mayor utilidad la de ser instrumentos de enseñanza, por ende, de mirar los hechos históricos con perspectiva, poniendo a un lado cualquier otro interés que no sea la de mostrar a través del conocimiento histórico, cómo fueron aproximadamente los hechos o acontecimientos sociales. De ahí la revisión conceptual de los vocablos propios y de uso coetáneo a la época del estudio, además de la revisión historiográfica.

Gracias a la facilidad digital, al alcance de todos, hoy no tenemos excusa de no poder consultar algunas bibliografías especializadas en cualquier rama del saber, en este caso sobre el Arte de la guerra. Revisando algunos de ellos sobre el concepto de batalla, comenzamos la discusión con el “Curso Completo del Arte y de la Historia Militar”, de José María Esclusa y Gómez, publicado en 1845, quien define acción de guerra como “Toda lucha entre dos cuerpos de tropas que se cargan, se chocan o se tiran uno a otro, sea cual fuere su número” … (p.79). El autor manifiesta que la acción de guerra se distingue militarmente en batallas, combates y escaramuzas. Y las defines de las siguientes maneras: por Batalla … “una acción general entre dos ejércitos, o entre la mayor parte de ellos” …, por Combate se entiende … “una acción parcial” …, y por Escaramuzas … “las acciones entre pequeñas fracciones de los ejércitos” … (ib.).

En una publicación anterior a este Curso Completo encontramos que una batalla …“es una acción general por medio de la cual dos egércitos ventilan su cuestión. Para ello no basta la voluntad de los Generales, es menester además que el teatro de la guerra ofrezca campo de batalla proporcionados a la fuerza de los egércitos; de otra manera no se logran más que acciones parciales que son combates y no batallas”… (Barón Rogniat 1827:328)[20]. 

 En el arte de la guerra de la época muestra las siguientes características para que una acción sea considerada batalla:

  1. Es una acción general.
  2. No puede tener lugar sin un campo de batalla, escogido y preparado de antemano.
  3. Los ejércitos toman parte con todas las armas; esto es, la infantería, la caballería y la artillería.
  4. Tienen consecuencias, y decisiva influencia en el curso de una guerra.
  5. Los ejércitos participan con todas o la mayor parte de las fuerzas de ellos.
  6. Ambos ejércitos tienen el objetivo de conseguir la victoria.
  7. Requiere de la dirección del General en jefe.

V.          Conclusiones 

    1.        No hay duda alguna en la información fidedigna suministrada por los lugareños que acompañaban al brigadier Morales: pesquisa que fue la utilizada en los primeros momentos de dar nombre al lugar geográfico, en donde se había efectuado el combate. De ahí la importancia del topónimo recogido y escrito por Morales en los primeros documentos generados por la acción militar.

  1. Es importante considerar la transmisión oral, de generación en generación, del nombre propio del lugar (cerro El Aguacate), el cual ha sido motivo de dudas en nuestros investigadores locales a la hora de tratar el topónimo, ante la persistencia repetición del inexacto nombre de “Los Aguacates” contenido en la historiografía tradicional. 
  2. El error de pluralización del término El Aguacate, reiterado en la historiografía nacional, regional y local, se debe al descuido de transcripción (lapsus cálami) del periodista, José Domingo Díaz, y  publicado en la Gaceta de Caracas, en el mismo mes y año de la acción militar.
  3. La aparición historiográfica de la pluralización del topónimo (1976) en la Hoja de servicios de Morales, solo lo que hizo fue afianzar el equívoco histórico de transcripción del nombre propio del lugar.
  4. Actualmente, el Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar (IGVSB) publicó el Mapa Físico del Estado Aragua (primera edición 2010), donde se confirma el verdadero nombre: “Fila El Aguacate”, de conformidad a lo establecido en la base de datos registrados en el Nomenclador del Estado Carabobo (1985).
  5. Finalmente, la diferenciación de los tipos de acciones de guerra, respetando los estudios y el conocimiento del arte miliar de la época, nos confirma la apreciación de Yanes (1948).


VI.         FUENTES Y REFERENCIAS

Real Academia de la Historia (RAH), Madrid (España), Biblioteca Digital (bibliotecadigital.rah.es), Colección Pabla Morillo, Conde de Cartagena.

 Gaceta de Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Bicentenario de Simón Bolívar 1783-1983, Caracas 1983.

A.   Digital

Esclus y Gómez, José María (1845). Curso Completo del Arte y de la Historia Militar. Madrid: Imprenta del siglo.

Baralt, Rafael María y Díaz, Ramón (1841). Resumen de la Historia de Venezuela. Desde el año de 1797  hasta el de 1830. Tomo primero.  Paris: Imprenta de H. Fournier y  Compia.

Díaz, José Domingo (1829). Recuerdos sobre la Rebelión de Caracas. Madrid: Imprenta de D. León Amarita.

Larrazábal, Felipe (1865). Correspondencia General del Libertador Simón bolívar. Tomo 1º. Nueva York.

b.   Impresas

Alvarado, Lisandro. (1953). Glosario de Voces Indígenas de Venezuela. Vol. I. Caracas: Ministerio de Educación.

Blanco, Eduardo (1957). Venezuela Heroica. México: Editorial Diana, S.A.

Briceño, Mariano de (1970). Historia de la Isla de Margarita. 2º ed. Caracas: Ministerio de Educación.

Casale, Irama. (1997). La Fitotoponimia de los Pueblos de Venezuela. Caracas: Universidad Central de Venezuela.

Carrera Damas, German. (1976). La Crisis de la Sociedad Colonial Venezolana. (Cuaderno de Difusión Nº 5). Caracas: Dirección de Cultura del Distrito Federal.

Carrera Damas, German. (1975). Validación del Pasado. Caracas: Universidad Central de Venezuela.

Carrera Damas, German. (1995). La Disputa de la Independencia (y otras peripecias del método crítico en historia de ayer y de hoy). Caracas: Ediciones Ge, C.A.

Carruido Arias, Luis. (1995). San Joaquín y la Guerra de Independencia. Maracaibo: Fondo Editorial Marcos Brito.

Este B., María E.;  Esteller C., Rogelio M. y Rondón de Esteller, Carmen A. (1996). Diccionario Toponímico del Estado Carabobo.  (2ª ed.) Valencia: Universidad de Carabobo.

González Oropeza, Hernann. (1993). La Iglesia en la Venezuela Hispana. Caracas: Centro Gumilla.

Feo Caballero, Oswaldo. (1985). Nomenclador del Estado Carabobo. Valencia: Ediciones de la Gobernación del Estado Carabobo. 

Lecuna, Vicente (1950). Crónicas Razonadas de las Guerras de Bolívar.  Tomo I, New York. The Colonial Press Inc.

Lecuna, Vicente (1955). Bolívar y el Arte Militar. New York. The Colonial Press Inc.

Pérez Tenreiro, Tomás. (1994). Para acercarnos a don Francisco Tomás Morales, Mariscal de Campo último Capitán General en Tierra Firme y a José Tomás Boves, Coronel Primera Lanza del Rey. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia.

Vizcaíno González, Lillian. (2002). Lectura de la Historia Regional y Local. En Arístides Medina Rubio (Ed.), La Región Histórica. Reflexiones sobre Teoría y Práctica (pp.141-158). Caracas: Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.

Yanes, Francisco Javier (1948). Historia de Margarita y Observaciones del Gral. Francisco Esteban Gómez. Caracas: Ediciones del Ministerio de Educ

 

VII.       Anexos

 

DOCUMENTO Nº 1

Breve parte de guerra del brigadier Francisco Tomás Morales sobre el Combate en la cima de El Aguacate del 14 de julio de 1816

 

Real Academia de la Historia, Madrid (España)

Biblioteca Digital (bibliotecadigital.rah.es)

Colección Pabla Morillo, Conde de Cartagena

 Leg. 18, fs. 51 (1) - 51 (2) 

Campo de batalla en las alturas de Aguacate, 14 de julio de 1816

Copia

Aunq.e  según las p.as ynstruccion.es de V.S.  debí operar contra  los reveldes en acuerdo con el  brigadier  D. Pasqual  Real,  2º com.te  gral de todas las fuerzas, viendo por un lado q.e Su Señoría no llegava, y por otra q.e los enemigos se atrincheravan en sus formidables posiciones: me determiné a atacarlos a toda costa; en efecto anoche a las 12 marché con 700 hombres, dando la vang.a con 350 al ten.e  cor.l D. Man.l Bauza, sarg.to  mor de la Unión, con orden de no hacer fuego a los vandidos hasta llegar al sitio de sus avanzadas, y yo con el resto, y la cavallerίa del Pao. A las 6 de la mañana principió Bauza el combate, con un ardor increíble por todas las tropas, por más q.e la montaña humeava como en el más horrible incendio. Esta sierra inexpunable [sic: inexpugnable] qe sin disputa puede llamarse el Gibraltar de Venezuela; fue formándose subsesivam.te p.o a las 8 tuve q.e reforzar la vang.a porq.e lo empinado de la subida, fuera de todo camino, havίa  fatigado la tropa, aunq.e jamás retrocedieron el paso qe adelatavan. Por fin desp.s de 4 horas, desp.s del fuego más espantoso, llegué a la cumbre arrollando completam.te 700 de los reveldes q.e los reformavan, y precipitándolos p.r  la vajada a Ocumare, y en cuyos  despeñaderos van dando infinitos términos a sus detestables vidas. El dios de los exercitos, protector cons.te  de las armas del Rey, ha querido dar este día de gloria a los vasallos de S.M. q.e fieles y amantes de su causa pelean hasta exalar el postrer aliento p.r ella.

Yo hasta aora  no puedo dar a V.S. una not.a  positiva de la perdida que he tenido, pero las de los enemigos es formidables; herido no de gravedad está en una pierna el venemérito mayor de la Unión D. Manuel Bauza, y mortalmente el ten.te del propio cuerpo D.n Antonio Balbeira. El ten.te agregado al Rey D. Man.l Luterri, y el Alférez de la 3a de Guacara D. José Ant.o Elizondo, y el cap.n comand.te de las Milic.s de Valencia D. Eug.o Olavarría levemente heridos.

Estoy muy satisfecho de la actividad, y bizarría  conq.e llevo a su victoria su columna de vanguardia el sarg.to mor Bauza, haviendo llenado todos mis deceos. En el parte más extenso q.e dé a V.S. le instruiré de todos los ofic.s q.e se han distinguido en sus deveres respectivos, pues sigo al enemigo, y no tengo lugar para ello = Dios gue a V.S. m.s a.s.

  Campo de batalla en las alturas de Aguacate, a las once y media de la mañana del 13 [14] de julio de 1816 = Fran.co Tomás  Morales = S.or Cap.n Gral. interino de estas Provincias =

Es copia de su orig.l

Morales

[Rúbrica]


 DOCUMENTO Nº 2

 

Parte de guerra, más extenso, del brigadier Francisco Tomás Morales sobre el Combate en el cerro El Aguacate del 14 de julio de 1816

 

Real Academia de la Historia, Madrid (España)

Biblioteca Digital (bibliotecadigital.rah.es)

Colección Pabla Morillo, Conde de Cartagena

Legajo 18, fs. 52-55

Ocumare, 15 de julio de 1816

Copia

       Como dije a V.S.  en mi ult.o  parte, me fue forzoso atacar a los enemigos en sus formidables posiciones, p.a q.e no adelantasen los atrincheram.tos q. principiaron, ni vajasen al valle de Maracay, y S.n Joaq.n, a donde pensaban hacer sus manciones, y adelantar hasta Valencia, según han declarado después los prisioneros. Estos miserables proyectos hijos de la desesperación en q.e se encuentran, fueron deshechos en pocas horas, por la intrepidez de los soldados del Rey, Nro. Sor.

     Como V.S. en sus ynstruc.s me encargava obrase de acuerdo con el brig.r D. Pasq.l Real, su 2º, me detuve dos días en S. Joaq.n de Mariara con intención de q.e arreglásemos lo más conven.te al serv.o de S.M., y felicidad de los pueblos; pero como  Su Señoría no llegava, y la necesidad de batir a los bandidos, era urgente, me determiné a embestirles decisivam.te.

      A las 12 de la noche del 13 salí con 700 hombres, dando la vang.a con 350 q.e se componía de dos comp.s del regim.to de La Unión y dos del Rey, al ten.te cor.l D. Man.l Bausá, sarg.to mor del 1r cuerpo, y yo le seguí con el resto del 2º, alg.os volunt.s y la cavallería del país, previniendo de antemano a este gefe q.e no se disparase un tiro hasta llegar a las abanzadas enemigas, en efecto a las 5 ½  de la mañana se avistaron los reveldes cituados en grupos en la cumbre de un serro empinado, y de un acceso extraordinariam.te difícil, de forma q.e a no haver tenido una confianza completa en la tropa, gefes y ofic.s q.e la mandavan, hubiera dudado un poco del buen éxito; p.o como no hay obstáculo q.e pueda resistirse al valor, creí obtener desde luego la victoria. A las 6 rompió la vang.a el fuego con sus destacam.tos abanzados, y en pocos instantes se hizo este gral.  A las 7 ya se havía ganado más de la mitad de la montaña; pero fatigada la tropa con la penosísima subida, fue preciso reforzar con la reserva, y  desde este instante el combate fue más horroroso y tenaz. Nros. soldad.s conducidos p.r sus dignos ofic.s abanzavan a la cima p.r momentos; y a pesar del redoblado fuego de los insurg.s q.e capitaneava desde lejos el proscripto Simón Bolívar, se llegó a ella a las 9 ½. Estos desdichados abandonaron sus inexpugnable posición.s y huían errantes en todas dirección.s, tirando fusiles, municiones, y hasta la ropa q.e les impedía correr con libertad; de forma q.e en este corto tiempo concluyó la farsante exped.n, los esfuerzos de más de seis meses de cálculo y proyectos, pertrechos, provision.s, equipajes, opinión y esperanzas de una horda de homb.s delinquentes, q.e ostigados de sus crímenes viven herrantes afligiendo a los buenos, y  llenando de oprovios a la humanidad.

       El cobarde y dévil Bolívar dejó el campo con la anticip.n q.e acostumbra, y a imitación a su exemplo, le siguieron sus sequases, dejando p.r todo el camino de Ocumare señales convincentes del terror pánico con q.e huían, abandonando porción de heridos q.e fueron aliviados de sus dolores, y quejidos oportunam.te. 

      Desp.s q.e los cuerpos descansaron lo neces.o y percivieron sus racion.s, seguí en alcanse de los fugitivos, campando a 3 leguas del puerto en el sitio llamado del Peladero, desde donde salí p.a completar mi obra a las 7 de la mañana sig.te, y a las 11 ½ me havía ya apoderado del castillo, guarnecido la plaza, y colocado los puestos abanzados q.e cubrían los caminos de Choroní, a donde se dirigieron los enemigos por breñas escarpadas, pues nadie se pudo embarcar en Ocumare sino el traidor Bolívar.

      No es posible hacer a V.S. una pintura exacta de la posición vencida, los naturales mismos se admiran en esta jornada la mano oculta del Todopoderoso; en fin, la gloria de haver suvido a ella, exterminando esa banda de foragidos, alivia todos los travajos, y fatigadas pasadas.

      Es horroroso seguram.te el expectáculo q.e presenta todo el camino hasta este puerto: heridos, cadáveres, cavaller.s despeñadas, fusiles y fornituras tendidas, barriles de pertrechos, y otros mil efectos de sus indignas rapiñas, se ven sembrados en los bosques a uno, y otro lado; en fin, el destrozo q.e se les ha hecho es q.to se podía apreciar.

        Esta banda de hombres delinquentes q.e llegaron a la playa de Ocumare creyéndose absolutos poseedores de Venez.a, q.e orgullosos, y desordenados penetraron hasta el mismo Maracay, sin acordarse q.e las armas del Rey castigarían sus delitos, han desaparecido como el humo, y se ha libertado a los inocentes pueblos de los horrores pasados, q.e desaparecieron ya, vajo la dulce influencia del savio gov.no de un Rey adorado.

        Los  reveldes han perdido entre muertos y heridos de 300 a 400 homb.s entre los 1.os se encuentra el cor.l Vicente Landaeta, hijo de la fiel Valencia, y un cap.n francés a su serv.o; y entre los 2.os, quatro ofic.s, cojidos más de 1000 fusiles, nuevos, intactos, empacados, y sobre 300 q. tiraron en la huida; más de 60.000 cartuchos de fusil, 6 qq. de pólvora a granel, 32.000 piedras de chispa, un cajón de valas de fusil, 5 moldes de bronce p.a construirla, 3 pedreros, y 3 esmeriles del propio metal, 15 lanzas, 2 cucharones, una maquina completa de ymprenta, 19 cajones de letra p.a la misma, como manifiesta el ynbent.o  no 1, con más 2 carronadas de a 24 q.e se han encontrado dentro de una lancha q.e dejaron fondeada en el puerto. También han abandonado los Vasos Sagrados, y pieza de plata del uso de las Yglesias saqueadas, seg.n se ve en el del núm.o  2o, las q.e he remitido a Puerto Cavello con los demás efectos, hasta que V.S. disponga de ellos según le parezca. Si acaso se encontrase subcesivam.te alg.a cosa más, como creo, avisaré a V.S. oportunam.te.

       Por nra. parte hemos tenido al ten.e cor.l D. Manl Bausá, sarg.to mor del regim.to ynf.a de La Unión, herido no de gravedad en una pierna, al Tene del propio cuerpo D. Ant.o Balbeira, muerto; y heridos en el regim.to del Rey el subt.e D. Ant.o Elizondo, y el ten.e D. Manl Listerri, y en las milic.s de Valencia el cap.n D. Eugo Olavarría; de tropa han muerto 34 yndivid.s, setenta y ocho heridos, y dos contusos, como manifiesta el adjunto estado.

        No puedo menos q.e recomendar a V.S. p.a q.e se digne hacerlo con el Excmo S.r g.l en gefe, al ten.e cor.l D. Man.l Bausá, maior de la Unión, q.e  fue herido en el calor del combate, cumpliendo a satisf.n mía con su dever, y con q.to le provine: al ten.e D. Ant.o Balbeira q.e acava de morir, p.a q.e S.M. recompense la bizarría de este of.l bien en su fam.a o en quien fuese de su sup.or agrado: a los ten.s de cazad.s del propio cuerpo D. Faust.o Narganes, y D. José Andrade, y los subt.s D. Fernando Vázquez, y D. Casimiro Mendivil; a los capitanes del regim.to del Rey D. Manuel M.a Martínez de Aparicio, D. Lino López Quintana, y D. Man.l Guebara: al ten.e D. José García, y al subt.e D. Juan Meseron, al sarg.to 1º Fran.co Melendro, y al  Cavo 1º de gastadores Benito Jiménez; como asimismo al corneta y tambor del regim.to de la Unión Pedro Ramírez y  Man.l Martínez, y al Sarg.to  2º Mig.l Mancha.

      No puedo pasar en silencio la valiente conducta en este día de mis ayud.s de ord.s D. Narciso López y D. Diego Padilla, q.e se esforzaron fuera de los límites de su dever.

       Estoy muy reconocido a los prontos auxilios q.e me ha remitido desde Valencia con oportunidad el cor.l del regim.to de la Unión, subispe.or gral. D. Juan Fran.co Mendivil, haviendo contribuido activam.te al logro de esta acción. Tampoco puedo dejar de mencionar la part.r conducta del cap.n del Rey D. Man.l Bonalde, y del  sub.e D. Juan Bermúdez, q.e haviéndolo yo mandado a Puerto Cavello, por armas y municiones, regresaron a marchas aceleradas por caminos intransitables p.a participar de la victoria, empleándose aun muchos de los fusiles q.e me anticiparon en el combate de este día, y a pesar de la distancia, y quebrado del terreno que transitamos, se me incorporaron a cortos minutos de concluirse el fuego.

        Estoy lleno de regocijo al haver visto el noble entusiasmo con q.e se me presentaron voluntariam.te  p.a  marchar contra el enemigo los vecinos de Valencia, Los Guallos, Guacara y  S.n Joaquín, y muchos otros de aquellos valles, siendo muy dignos de la consideración de S.M. estos fidelísimos vasallos suyos q.e pongo en concider.n de V.S. p.a Su Sup.or conocimiento, y q.e se sirva elevarlo a quien corresponda.

       No puedo pasar en silencio el modo valeroso con q.e peleó en esta jornada  el Ten.e de la 2a comp.a del Rey Manuel Rocha, de color pardo, dando exemplo de bizarría a todos sus soldados.

           Dios gue a V.S.  m.s a.s.  Ocumare, 15  de julio  de 1816. Fran.co Tomás Morales. S.or  Cap.n Gral. int.o de estas prov.s.

Es copia de su Orig.l


Morales

[Rúbrica] 

--*-- 

Ynbentario de los efectos cogidos al enemigos en el Castillo de Ocumare, y casa contiguas.    

                                                                                                         N 

1.000       Fusiles con sus vayonetas

50.000     Cartuchos

6              qqs [quintales] de pólvora en barriles

30.000     Piedras de chispa

19            Caxones de letras de ymprenta

1              Caxon de bala de fusil

5              Moldes de hacer balas

3              Cañones pedreros de bronce

3              Esmeriles del propio metal

15            Lanzas

2              Cucharones p.a derretir plomo

3              Botafuegos

1              Maquina completa de ymprenta

2              Carronadas de a 24

2               Yd.  de a 12

 

Ocumare, julio 15 de 1816

 

Es copia de su orig.l

 

Morales

[Rúbrica]

 

 

--*--

Ynventario de las alhajas q. han rovado los bandidos, pertenecientes a las yglesias de los pueblos q.e ocuparon y dejaron en la playa de la mar quando se fugaron.

N  2o

1  Custodia de plata con el sol dorado.

4 Cálices de plata.

5 patenas de íd.

2 cucharitas de íd.

3  Copones de íd.

8 Empolla de olios de íd.

1 Par de vinageras de íd.

3 Platillos de íd.

1 Caldereta con hisopo de íd.

1 Caxeta de hostias de íd.

2 Navetas con sus cucharillas de íd.

1 Vaso en forma de cáliz de plata.

1 un Portapaz de íd.

1 Concha de bautizar de íd.

1 Llave de sagrario de íd.

2 Cruces de estandarte de íd.

2 Yncensarios de íd.

2 Lámparas de íd.

1 Corona de íd dorada.

1 Corona de oro.

1 Pieza de plata de pie de cruz.

1 Vara de azucena de íd.

31 Milagros de íd.

1 íd de oro.

3 Piezas de plata qe se ignora su uso.

1 Lanza de íd.

 

Ocumare, julio 15 de 1816.  Es copia de su orig.l

Morales

[Rúbrica]

 

--*--

Div.n de Vang.a                                                                                Ex.to Expedicionario

Estado q. manifiesta los muertos, heridos, contusos y extraviado q. ha havido en la acción del día 13 del q. rige sobre los serros de Aguacate.

Cuerpos

 

Gefes

Oficiales

Tropas

 

Muertos

 

1

3

Unión

Heridos

1

 

21

 

Contusos

 

 

1

 

Extraviados

 

 

 

1

 

Muertos

 

 

23

Rey

Heridos

 

 

2

29

 

Muertos

 

 

5

Milic.s de Valencia

Heridos

 

1

22

 

Contusos

 

 

 

1

Comp.a de S. Joaq.n

Muertes

 

 

3

 

Heridos

 

 

6

 

Total

1

4

115

 

 










Ocumare, julio 16 de 1816

                               Es copia

Morales

[Rúbrica]

 

 

Nota de página:



* Ponencia leída el jueves 06 de octubre de 2016 en las instalaciones del Centro de Interpretación Histórica, Cultural y Patrimonial de la UC (Antigua Facultad de Derecho), con motivo de la celebración de la I Jornada de Historia Regional, en homenaje a don Torcuato Manzo Núñez. 

[1] Díaz, Evencio. (2014, agosto 20). Combate de El Aguacate. El Carabobeño, p. A-4. Además, con ocasión de la conmemoración del Bicentenario del Combate de El Aguacate se publicó dos artículos en la página digital de www.cafenoticiascarabobo.com.

[2] “En cuanto a la región histórica lo primero que hay que decir es que no es una abstracción del historiador, ni es un mero instrumento metodológico creado por éste para definir un fenómeno en particular, constituye en sí misma una realidad concreta, que existe independientemente de la voluntad del investigador” … Vizcaíno González (2002).

[3] Véase los trabajos de Armando Luis Martínez y María de Castro Zumeta en La Región Valenciana. Un estudio histórico-social. Editada por  Universidad Carabobo, Valencia, año 2000.

[4] Matricula realizada por el Pbro. José Damián Saubens. Año 1802. (AHAC, Sección Matriculas Parroquiales, Carpeta Nº 33)

[5] Es el mismo que presenta el historiador, Oswaldo Feo Caballero, en su libro: Descripción Geográfica y Estadística de Estado Carabobo.   Ediciones de la Gobernación del Estado Carabobo. Valencia, 1985.

[6] En 1995, el historiador Carrera Damas propuso la noción de la Disputa de la Independencia, en virtud del planteamiento  de una nueva visión del proceso de Independencia: “La comprensión e interpretación de estos hechos, acontecimientos y procesos, vistos en su génesis y desarrollo, pero también en sus repercusiones, suscitaron polémicas que, nacidas en el fragor de la contienda, se prolongaron hasta nuestros días. Para expresarla sintéticamente, cabe decir que esa polémicas versan sobre si  «la Independencia» fue una guerra civil, inicial o continua; una guerra internacional, desde su inicio o en su desarrollo; una revolución, lograda o truncada; o una prolongada disputa, en la cual se combinaron las diversas formas de su expresión”… (Carrera Damas, 2006:53).

[7] En la Gaceta de Caracas aparecen publicado los seis vecinos, ahora ciudadanos, del pueblo de Mariara [San Joaquín de] electos como electores parroquiales: D. Rafael Perdomo, D. Manuel Errotaverea, D. Santiago Vargas, D. Ángel Perdomo, D. José Villelas y  Pbro. José Damián Saubens (Cura-párroco). (t. II, Nº 118, del domingo 16 de septiembre de 1810).

[8] Véase a Dayana Valderrama y Ernesto Figuera Avellaneda, en el libro: Descontentos, leales e intransigentes. Editado por la Fundación Centro Nacional de Historia. Caracas, 2012.

[9] Véase el libro: La Independencia Cuestionada. Editores Alfa. Caracas, 2016.

[10] Véase: Carrera Damas, German. (1975). Validación del Pasado. Caracas: Universidad Central de Venezuela.

[11] Véase a German Carrera Damas en el libro: Aviso a los historiadores críticos. Caracas, 1995.

[12]…“La voz se deriva del azteca aqhuahuitl que designa el árbol, ya mencionado por Herrera, Fr. Simón y otros cronistas; pero la forma usual, más o menos modificada, existe en varios dialectos caribes”. (Lisandro, 1953:18).  Es sinónimo de Curo o Cura, y  “es un árbol cultivado, de 10 a 20 m de alto, con hojas coriáceas”. (Casale, 1997: 51)

[13]Así lo da entender Moreno (1986) cuando señala: La Batalla de “Los Aguacates” o “El Aguacate”. Actualmente se sigue cometiendo el error al señalar la toponimia indistintamente, como el cerro El Aguacate o Los Aguacates, véase:. En, Prince, Carolina. (2012, mayo 6).Cerro Los Aguacates: Una travesía del paisaje generoso. Notitarde,  p. 32-04. Y en, Padrón de Silva, Astrid. (2015, agosto 22). El cerro El Aguacate de San Joaquín esconde un paraíso de encuentro natural. Esplendor en la cascada del río Cura. Notitarde, p. 14.

[14]El historiador Feo Caballero (1985) recoge correctamente la toponimia de El Aguacate, y lo señala como un Caserío en el Municipio San Joaquín (p.15). Asimismo, en el Diccionario Toponímico del Estado Carabobo reseña que El Aguacate es una “Fila situada en el sector norte del Municipio San Joaquín…Tiene una altura de 1500 msnm”. (Este B.; Esteller C. y  Rondón de Esteller, 1996:52).

[15] En la ciudad de Puerto Rico publicó, en 1818, un libro que lleva por título: Memoria Militar sobre los acontecimientos de la Isla de Margarita una de las Provincias de Venezuela. Que el Capitán de Ellas, Presidente de su Real Audiencia, Mariscal de Campo Don Salvador de Moxó. Presenta al Exmo. Sr. Secretario de Estado y del Despacho Universal de la Guerra.

[16] Aun cuando, en el corpus del trabajo no estudiamos el error histórico de la pluralización del nombre geográfico de  La Piedra, lugar en donde se efectuó el Combate del 10 de julio; es evidente que también se cometió ligereza en el momento de mencionarlo: a nuestro parecer quien cometió el error fue el  historiador Vicente Lecuna, persona que al organizar el manuscrito de la Historia de Margarita, de Francisco Javier Yanes, publicado en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia, en 1939,  intitulo un apartado como: Combates en Las Piedras y el Aguacate. A pesar de que Yanes lo señala explícitamente, cuando señala el lugar: …“en la serranía de la Piedra”…, contradiciendo el título del apartado.         

[17] Este valioso documento reposa en el Archivo General Militar de Segovia, España. Existe una copia digital (disponible) en la Biblioteca de Humanidades de la Universidad de La Laguna, en Guajara, España. (http://hermes.bbtk.ull.es/pandora/cgi-bin/Pandora.exe?).

[18] El autor  transcribe íntegramente la “Hoja de Servicios” del trabajo realizado por el historiador de origen  español Francisco Morales Padrón (1923-2010), publicado en el Anuario de Estudios Americanos (Nº 33, años 1976, pp. 641-712) con el título: Francisco  Tomás Morales, último capitán general de Venezuela. Este mismo autor publicó otro trabajo en el III Coloquio de la Historia Canaria-Americana (Vol. 2, año 1980, pp. 85-94) con similar título: El último Capitán General de Venezuela: el canario Francisco Tomás Morales. 

[19] El fragmento que se refiere a los hechos de Ocumare, que es de interés para nosotros es como sigue:…e inmediatamente se dirigió [Morales] que acababa de llegar [a la ciudad de Valencia], y armó en el acto lo mejor que pudo, y doscientos cuarenta del regimiento de Valençey y a su encuentro; y hallándose la vanguardia enemiga al mando del general Sublet en el río de la Piedra, la atacó y derrotó completamente el 11, dejando en el campo trescientos y pico de muertos, trescientos fusiles, tres cajas de guerra y cantidad de municiones. Replegándose los fugitivos al grueso, siguió su persecución por aquella áspera y encumbrada serranía, y dando con él el 13 cerca de la cumbre donde llaman los Aguacates, y se hallaban atrincherados se trabó la batalla a las seis de la mañana, y resistiéndose con obstinación se les asaltaron sus parapetos, se les desordenó, y disputando el terreno palmo a palmo, se les puso en completa derrota a las doce. Continuó persiguiéndoles a fin de que no lograsen embarcarse, y llegó [Morales] a Ocumare a las siete de la mañana del 14, más a tiempo  que acababa de reembarcase y hacerse a la vela el famoso Bolívar, dejando en tierra y dispersas por aquellas inmensas montañas el resto de sus tropas, siendo el fruto de esta gloriosa jornada dejar en poder de su vencedor ochocientos hombres entre muertos, heridos y prisioneros, dos mil setecientos fusiles, doce pieza de artillería de los calibres de cuatro a doce, ocho mil balas para esas piezas, sesenta quintales de pólvora, cien mil cartucho de fusil embalados, cincuenta quintales de balas de fusil sueltas, ochenta y cuatro mil piedras de chispa, una imprenta con veinte y cinco quintales de letras, y dos de alhajas de iglesias, con solo la baja  por su  parte de trescientos hombres entre muertos y heridos… (Hoja de servicios, versión digital, p. 16; Pérez Tenreiro, 1994: 165-166).

[20] Estas nociones conceptuales son los mismos manejado por el historiador y protagonista de la guerra de independencia como lo fue Francisco Javier Yanes (): 1º Refiriéndose a Boves señala que “Varias fue la suerte de la guerra en el continente en el año de 14; pero después de cien acciones entre parciales y generales, Boves, aquel aborto del infierno, destruyó en La Puerta nuestro principal ejercito el día 15 de junio” ... (Yanes, 1949: 20).

 

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