Julio, hasta
luego…
¿Cómo despedir a un hermano que no queremos que se vaya cuando
a tres meses celebraría sus 73 años de vida? ¿Cómo decirle adiós o mejor dicho,
hasta luego, al amigo cronista, que entre bromas y peculiar formalidad dirigía las
reuniones de los cronistas carabobeños? Solo encuentro respuesta en la fe
cristiana como signo común que compartimos, la cual nos mantiene en pie para no
desfallecer ante la ausencia física del amigo, colega y hermano, porque eso
somos los cronistas. San Diego ha quedado huérfano de quien le explique su
pasado de forma poética porque, aunque lo negaba, fue ante todo un poeta, que jugaba
con las palabras hechas crónicas e historias para comunicar “mágicamente”, como
muy bien lo decía, el conocimiento que deseaba.
Julio César Centeno
Rodríguez fue un valenciano y defensor a ultranza de su
patrimonio histórico-cultural, su invalorable aporte a la ciudad queda registrado
en artículos, folletos y libros. Su amor
por Valencia fue inagotable. Nació el primero de julio de 1944 en el cálido
hogar formado por don Julio Centeno y doña
Josefina Rodríguez de Centeno, quienes hoy deben recibirlo con los brazos
abiertos en el paraíso prometido.
Orgulloso de su formación lasallista, de ahí sus
convicciones cristianas y su amor a “la
estrella más radiante de la ciudad o el
más bello lucero del cielo valenciano”, Nuestra Señora del Socorro, patrona de los valencianos. Pero no solo
era parte de la cofradía que, con devoción y fervor, fue integrante activo;
también era un agudo crítico y conocedor de la historia mariana, así como de los
demás hechos resaltantes de su querida ciudad capital.
Desde muy joven incursionó en la escritura como articulista,
logrando ser el secretario del reconocido médico y académico, Dr. Fabián de Jesús Díaz, miembro
fundador de la Academia de Historia del Estado Carabobo, y de quien se elogiaba
haber aprendido de él lo que sabía, pues, el Dr. Díaz había sido un destacado
hombre de la cultura carabobeña con proyección nacional.
Egresó como abogado de la Universidad de Carabobo en 1977,
título que le permitió tener su propio bufete en el centro de la ciudad y
participar como asesor político de un reconocido gobernador. Esta situación lo llevó
a ejercer cargo público en el gobierno regional. En los últimos años decía que
se le había olvidado el estudio de derecho, por eso, según él, no lo ejercía.
Julio Centeno fue juramentado como primer
Cronista Oficial de San Diego el 26 de febrero de 1999. En el mes de mayo de
2000 publicó el libro, San Diego, que
con apenas 113 páginas presenta un panorama general de la historia local, como
fruto de la investigación documental en archivos y bibliotecas. Pero la ciudad de San Diego no era desconocida
para él, su padre era oriundo del lugar y, sobre todo el municipio era un trozo
de la gran Valencia. Su nombramiento como cronista fue un poco accidentado y
hasta gracioso, pues llevó a un amigo académico ante las autoridades
municipales para optar por el cargo y salió, Julio, con la designación.
Fue miembro de la Asociación de Cronistas Oficiales de
Venezuela (ANCOV), formando parte su directiva. Sustituyó al Dr. Guillermo Mujica Sevilla en la presidencia de la Asociación Regional
conformada por los 14 municipios del estado Carabobo. Era Individuo de Número
de la Academia de Historia del estado Carabobo. Además, fue integrante de la
Sociedad Bolivariana de estado Carabobo, Asociación de escritores, entre otras
asociaciones culturales.
A nivel nacional es reconocido con su obra, Numismática venezolana. Era especialista
en el conocimiento de las monedas y medallas antiguas. Logró obtener una de las
colecciones de monedas más completa del país. Se destaca también los libros, Imágenes de Valencia, Imágenes de San Diego
y San Diego: de poblado a municipio.
Aún escucho los detalles de su última investigación, la
biografía de Enrique Bernardo Núñez,
precisando las correcciones y ordenando los originales. Como siempre, se
empeñaba por obtener un producto acabado. Era exigente y rigoroso. Solo faltaba
el prologuista y estaba muy contento de la contestación del señor Arzobispo de
Mérida, Mons. Baltazar Porra, de hacerle el prólogo del libro.
No hubo tiempo de una despedida y de hablar un poco más
sobre la situación de los cronistas que, en ningún momento dejó de pensar y
preocuparse. La última conversación por teléfono estaba muy mal, sin embargo,
recibió la llamada y se despidió bromeando como siempre, así quiero recordar
sus últimas palabras. Nunca pensamos que no habría otra oportunidad, pues quedaron
muchas cosas pendientes por hacer.
La tristeza no cabe en el pecho. Su ausencia física es una
gran pérdida para los cronistas de Carabobo y del país. Su personalidad
conciliadora, enemigo de la injusticia, a veces muy ingenuo de aquellos mal
llamados amigos, que abusaban de su prestigio para calar posiciones en el campo
cultural. Manejó la cultura con honestidad, pensando siempre en el bien común de
la colectividad, preocupado por una historia verídica y crítico en la
formalidad protocolar de los actos públicos.
Nota
marginal
En nombre de la Asociación de Cronistas Oficiales del
estado Carabobo y de la Academia de Historia de Carabobo expresamos nuestro hondo
pesar. Les hacemos llegar las condolencias a la señora esposa, Gloria, y a sus hijos, César Julio (Chachi), Julio César y Gloria Victoria (Vicky),
y demás familiares y amigos. Los acompañamos en estos momentos de tristeza y
dolor que los embarga por la irreparable pérdida del Dr. Julio César Centeno Rodríguez, Cronista Oficial de San Diego,
Individuo de Número de la Academia de Historia y presidente de la Asociación de
Cronistas de Carabobo.
Son nuestros deseos que “la
estrella más radiante de la ciudad” guie su camino al encuentro del Dios
Padre Creador, y desde aquí nuestra plegaria por el eterno descanso de su alma.
San Joaquín, 29 de marzo de 2017.
Evencio Díaz
Cronista
Oficial de San Joaquín
Secretario de la Asociación de Cronistas
Oficiales del Estado Carabobo
Miembro
Correspondiente de la Academia de Historia del Estado Carabobo
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