DE MÚSICOS Y ÉPOCA DE DISFRUTE MUSICAL
En San Joaquín no nos comprendemos, como sociedad ni de
manera individual,
sin la manifestación de los sentimientos, pensamientos y afectos, que realizamos a través de la música. El arte de la
música es parte de nuestra cotidianidad que implica canto, poesía, instrumento,
baile o danza; pero, sobre todos, de los músicos que ejecutan la grata
combinación de sonidos para la satisfacción del oído.
Tenemos noticias de esta expresión desde la configuración religiosa
local,
que se concretó con la creación de la Parroquia eclesiástica en 1782, en
consecuencia, la presencia musical en las actividades litúrgicas y ejercicio
del culto externo. En la edificación
del templo parroquial (1796-1809) tiene lugar especial el Coro, un espacio elevado
sobre la entrada de la nave central o principal destinado al canto religioso.
En la relación de méritos del segundo párroco de San
Joaquín, fechado el 27 de octubre de 1824, el Pbro. José Damián Saubens
(1765-1829) afirmó…“haber colocado la
Divina Majestad con su dotación de lámpara se seiscientos pesos. Lo principal
he fundado la Cofradía del Señor Sacramentado y arregladas las funciones de su culto con su órgano y organista” …
(Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Caracas, Sección parroquia, Carpeta
Nº 40, f. 53). Pero también en el ámbito mundano, encontramos que los primeros vecinos
disfrutaban de la música. Así lo dejó registrado un testigo en 1788 en el caso
judicial seguido al primer párroco al señalar lo siguiente: …“que comúnmente ha oído con mucha notoriedad, que estando Don Manuel
de Arvide junto con otros paisanos vizcaínos con una diversión de baile en la casa de Luciano Ríos, se introdujo violentamente el Padre Don Juan
Rafael y de mano poderosa se dirigió al arpa,
y de un tirón le arrancó todas las cuerdas y la hizo toda pedazos”… (Archivo
de la Academia Nacional de la Historia, Sección Civiles, Tomo 3452, f. s/n).
Obviamente, la música es un hecho social, por tanto, parte
integral de la vivencia colectiva y del proceso sociohistórico de San Joaquín,
que, en virtud de su importancia, alimenta nuestro conocimiento cultural y
afianza la historia pequeña con las cuales contribuye a formar nuestra
identidad local. Esta identificación con el entorno más cercano, es un elemento
que nos ayuda a transformar y, de alguna manera, a querer construir una mejor
realidad sociocultural.
San Joaquín, como los demás municipios del país, cuenta con
una riqueza histórica en el campo de la música. En esta oportunidad solo nos
disponemos a conocer algunos aspectos de un pasado reciente, como lo fueron los
egresados de la escuela de música militar, además de recordar algunos datos acerca
de los establecimientos o modos de disfrutes de la música, que siguen
vigente.
MÚSICO MILITAR
En San Joaquín hay un hecho que
resalta y llama mucho la atención. A finales de la década de los años 50 y
principio de los 60, egresaron un considerable número de jóvenes sanjoaquineros
de la Escuela de Músicos Militares, sede del Cuartel Mariano Montilla, ubicada
en la ciudad de La Victoria, estado Aragua.
La formación musical consistía en un
curso que se realizaba en el Centro de Instrucción de Tropas del Ejército, con
una duración de dos o tres años. Los egresados obtenían el título de Músico de
3ra. Categoría y tenían asimismo un rango militar.
Entre los egresados se puede
mencionar: Jesús Alumbres, Teclo Arcila, Savino Benítez, Domingo Antonio Peña
Márquez, Maximiliano Suarez Ochoa, Francisco Bravo, Enrique Izquierdo, José
Hermoso, Augusto Mendoza, José Luis Mendoza, César Mendoza, Julio Vásquez,
Rufino Perera, Juan Tesorero, Edito Antonio Pinto Hernández, Otilio González,
Agapito Vásquez, Reinaldo Ramírez, Roberto Guzmán, Agustín Benítez, Nelson
Felipe Serven, León Carruido, Ernesto Moreno, Ramón M. Parra, Domingo Ochoa,
Juan Crisóstomo Blanco.
Estos sanjoaquineros encontraron en
la música una forma de vida y lograron profesionalizarse y conformar su vida
familiar. La alternativa de la formación musical fue un medio de movilidad social, en una sociedad local que aún se
resistía en salir de la vida rural. A pesar de que la mayoría realizaron sus
actividades fuera de las fronteras carabobeña, nunca dejaron su relación con
San Joaquín, incluso muchos retornaron para establecerse definitivamente.
Por la presencia de estos destacados
profesionales se facilitó la organización de la Banda Municipal de San Joaquín,
bajo la dirección del sanjoaquinero, Roberto Guzmán, quien venía cumpliendo una
meritoria labor profesional en el estado Aragua. Sin embargo, el desinterés de
las autoridades municipales género que se disolviera y no perduraran en el
tiempo.
Haremos brevemente una semblanza de
algunos de ellos, con varias referencias que tenemos a la mano, como una manera
de rendir homenaje a estos talentosos músicos.
DOMINGO ANTONIO PEÑA MÁRQUEZ.
Fue el primer sanjoaquinero egresado como músico militar. Nació el 17 de
diciembre de 1939 y realizó estudios en la Escuela Romero García. Realizó su
labor profesional en el Grupo de Artillería Salón y en las Bandas del Batallón
Carabobo y Juan Crisóstomo Falcón.
Logrado la baja, ingresa nuevamente, en el Batallón de Caballería del estado
Guárico, luego transferido a la Fuerza Aérea.
Falleció recientemente.
EDITO ANTONIO PINTO HERNÁNDEZ.
Fundador de la Orquesta Carabobo en San Joaquín. Nació en
el Barrio La Indiana, del municipio
San Joaquín, el 16 de septiembre de 1944. Realizó estudio de primaria en el
Grupo Escolar Dr. Rafael Pérez. Egresó de la Escuela de Música en 1960, en la
promoción Luisa Cáceres de Arismendi. Ejerció el cargo de músico ejecutante en
las Bandas del Cuartel Tomás de Heres, en la Escuela Militar de Caracas, en la
Banda del Cuartel Urdaneta y en la Escuela de Aviación. Por razones políticas
es dado de baja y comienza carrera como músico de primera. Falleció en San
Joaquín hace varios
años.
NELSON FELIPE SERVEN.
Nació en San Joaquín el 26 de mayo de 1943. Estudió en el Grupo Escolar Dr.
Rafael Pérez, luego, realizó curso de Músicos Militares, durante los años de
1959-1961. Se desempeñó como músico profesional en las Bandas Marciales Nº 11 y 26, hasta recibir la baja
el 16 de febrero de 1976, alcanzando la jerarquía de Cabo Primero. Participó en
la Banda Miguel Ángel Granado, en San Carlos, estado Cojedes. Fue músico
ejecutante en Banda Sinfónica y Municipal del estado Aragua. En San Joaquín colaboró
con la Banda Municipal. Actualmente se encuentra jubilado y, ocasionalmente,
participa en actividades particulares.
OTILIO GONZÁLEZ (Otto González). Director de Banda. Nació en
San Joaquín el 12 de diciembre de 1944, egresó de la Escuela Formación de
Músico el 26 de julio de 1963. Músico ejecutante en diferentes Bandas de
Barquisimeto, Caracas y Valencia. Retirado con el grado militar de Sargento
Supervisor. Fue director de la Banda Valencia y Municipal de Guacara.
Actualmente está jubilado después de 30 años de servicio.
JUAN CRISÓSTOMO BLANCO. Compositor y poeta. Sanjoaquinero que egresó el 5 de julio de
1960 de la Escuela de música, fue agregado a la Comandancia General del
Ejército Artillería Ayacucho Nº 1 sede Catia, Caracas. Estuvo como músico
ejecutante en el Cuartel José Tadeo Monagas, en Maturín, y en la Escuela de Aviación Militar de
Maracay. Fue uno de los fundadores de la Sinfonía de Aragua. Ha escrito algunos
himnos y poesías sobre temas de San Joaquín. Actualmente está jubilado y tiene
inédito el proyecto de Historia y
Vivencia de San Joaquín hechas canciones.
MAXIMILIANO, UN ORGULLO DE SAN JOAQUÍN
Entre los egresados de la Escuela de Música militar que
hicieron carrera universitaria y profesional, se encuentra el Sargento Ayudante (Ej.)
y educador universitario,
Maximiliano Suarez Ochoa. Nació en San Joaquín el 12 de noviembre de
1941 y realizó sus estudios de primaria en el Grupo Escolar Dr. Rafael
Pérez, y secundaria, en los liceos Pedro
Gual de Valencia, José Félix Rivas en La Victoria y Cecilio Acosta de Coro,
estado Falcón. Obtuvo el segundo lugar de mérito académico de la Promoción
Gerardo Carrera, en 1960, de la Escuela de Músicos Militares de Venezuela.
Desempeñó diferentes cargos durante 25 años de servicio en la Banda Marcial Nº 13 del Batallón Girardot, del estado Falcón.
Después de obtener el título universitario de Licenciado en
Educación Musical, en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez,
continuó estudios de postgrado en la Universidad Vicenciana de Salamanca,
España. Es autor de varios himnos, incluyendo la autoría de la letra y música
del Himno de Las Bolas Criollas. Contribuyó desinteresadamente en el concurso
del Himno Municipal de San Joaquín.
Su exitosa carrera profesional y académica ha sido merecedora de números reconocimientos. Actualmente, es director de la Escuela de Música “Elías David Curiel”, ubicada en Santa Ana de Coro, estado Falcón, en donde reside junto a sus hijos y esposa.
Maximiliano acompañado con el cronista de San Joaquín.
EL MABIL
DE CURA
En reunión
extraordinario de la Junta Comunal de San Joaquín, de fecha 30 de julio de
1944, presidido por el señor José Eugenio Mendoza, y compuesta por los siguientes
integrantes: el Vicepresidente, Antonio José García, y los Vocales, Félix E.
Galíndez, Narciso Escalona y Ángel
Eduardo Arias, se anunció que…“el objeto
de esta sesión era informar a la junta que había sido denunciado un baile
público (mabil) en el vecindario “Cura” y dicho baile fue suspendido por la
Policía, presentado el encargado del enunciado baile un permiso ilegal en un
papel de factura de Felipe Casanova L. y firmado por el jefe del caserío
ciudadano Aníbal Montenegro con fecha 14 de agosto de 1943 en que se autoriza
al ciudadano Nereo Marrero para poner un baile comercial vulgo (mabil) en su
establecimiento de Botiquín que tiene establecido en Paraparito terreno de la
Hacienda Cura”… (Libro de Actas de la Junta Comunal de San Joaquín, 1941-1948,
f. 133).
Según
algunas referencias que hemos encontrados, y sobre la idea generalizada en nuestro país, el termino
mabil fue muy
utilizado hasta los años 60, hoy prácticamente en desuso. Se presume que deriva
de la palabra francesa, maville, que
se refiere a “un local de gran tamaño que
se contrataban durante el carnaval para agenciar unos bailes de escotes por las
noches”. Sin embargo, el mabil se popularizó como un burdel o prostíbulo
donde los varones podían bailar “meneao y pegao” con las mujeres.
No solo hubo mabil en Cura, sino
también en las afueras del pueblo (hoy casco urbano de San Joaquín) como Los
Ojitos y La Indiana, en donde existieron esos famosos lugares de distracción
masculina. Además, en dicho sitios se bebía aguardiente y, en ocasiones,
funcionaban juegos de carta, ruleta y dado. En fin, como dirían algunas de
nuestras abuelas, era una casa de la perdición con mujeres malas, pero muy
frecuentado.
La connotación que le dan las autoridades
municipales al vocablo mabil era de “baile público o comercial”, que dista mucho de la percepción que la
gente de la época tenía. Quizás para no profundizar acerca de una ineludible
realidad social,
y seguir con la apariencia más tolerable que se tenía de esos lugares. Las autoridades manifiestan
que, por disposición de la misma Junta, estaba prohibido terminantemente “todo
baile de la especie antes citada”.
En la sesión se dispuso cobrarle al
señor, Nereo Marrero, la cantidad de 220 bolívares de impuestos por los once
meses de bailes públicos, que había realizado con el permiso ilegal. Así mismo,
el Vicepresidente de la Junta...“propuso
que se oficiara al ciudadano Prefecto de este Municipio insinuándolo que se
dirija a todos los jefes de Caseríos y comisarios explicándole que como tales,
no pueden autorizar permisos para bailes públicos”... (Ídem., f. 134).
DE LA MINITECA AL PICÓ
Desde un tiempo para acá en nuestra
lexicografía se ha incorporado un nuevo termino, me refiero al vocablo, Picó,
que “es una adaptación colombiana de la
palabra inglesa pickup que significa recoger o levantar” (La Revista Somos,
Historia del picó, 2015). Y se refiere a los potentes sistemas de sonido que,
artesanalmente, a finales de los años 50 los costeños colombianos (Barranquilla y
Cartagena) construían para amenizar sus fiestas callejeras.
En los últimos años esta cultura
urbana colombiana, se ha venido imponiendo y reemplazando lo que
conocimos como Miniteca de los años 80 y 90. En las minitecas, además de la importancia
del sonido y de los
famosos Djs, formaba una atracción de mucho interés las
luces y demás artificios como el humo de diferente colorido. En esa época se
destacaron e hicieron presencia en San Joaquín las famosas minitecas a nivel
nacional, Infierno
y Tarántula. Pero también contábamos con nuestras minitecas locales, como lo fueron
la Saxo Line propiedad de David
Escalona(+),
y Radal, de los hermanos Muñoz; cuyas
presentaciones se realizaban en los establecimiento de los diferentes clubes,
tales como el Sindicato Coats o Heinz, El Samán, el antiguo Mercadeo (Mercado
Libre Municipal), Club Los Rojos. Estrella del Ayer, entre otros lugares.
Estos bailes públicos siempre han
estado envueltos de violencia y de problema de carácter vecinal. Por un lado,
el alto volumen de los sonidos en altas horas de la noche, que generaba malestar
en los vecinos adyacente de los lugares de presentación. Por el otro, eran
espacios ideales para las ventas y consumos de cualquier tipo de drogas y de
bebidas alcohólicas, que producía alboroto y trifulca dentro y fueran de los
locales, dejando lamentables saldo de heridos hasta fallecidos.
Hoy, con la complicidad de las autoridades
del orden público,
se vienen presentando los Picós, que se caracterizan principalmente por la elevada
potencia sonora y de las presentaciones en diferentes calles o clubs de algunos
sectores populares de San Joaquín. Estas actividades se hacen desconociendo la
Ordenanza de Convivencia Ciudadana aprobado por el Concejo Municipal, cuyo instrumento
legal presenta la regulación, entre otros asuntos, la de la contaminación
sónica como un problema social. Son bien conocidos los siguientes Picós o
Sonidos: El Blanco Display, El Caribe o Caribeño display, El Patrón display,
entre otros.
LA ESCUELA DE MÚSICA, UNA DEUDA PENDIENTE
Las autoridades municipales han desaprovechado una generación
de músicos académicos que, fácilmente, pudieron haber hecho realidad el anhelado
proyecto de la Escuela Municipal de Música. A pesar de plantearse en diferentes
oportunidades, teniendo al frente a un músico de la talla del director, Roberto
Guzmán, los intentos fueron fallidos, generando frustración en algunos de sus
promotores.
Las nuevas y futuras autoridades municipales deben retomar
el proyecto de la Escuela de Música, conjuntamente, con la de la Banda Municipal, como espacio alternativo de
formación ciudadana a los jóvenes sanjoaquineros ante las amenazas constantes
de las drogas, alcohol, delincuencia y el ocio, que carcome la vida de muchos de
ellos en los diferentes sectores populares.
NOTA MARGINAL: Agradecimiento
al señor, Pablo Peroza, por la
recolección de los datos orales de los músicos aquí utilizados.
San
Joaquín, junio 2017.
Evencio
Díaz
Cronista
Municipal
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