ORIGEN DEL
BÉISBOL EN SAN JOAQUÍN
En la historia del deporte local, el béisbol tiene un lugar
preponderante por lo mucho que ha dado desde su establecimiento en 1922. No
solo por el número de aficionado que siguen el juego como entretenimiento y distracción,
sino por la cifra creciente de niños que, desde de edades muy temprana, comienzan los entrenamientos con la
esperanza de estar en una lista de los mejores jugadores y así, lograr ingresar
en el mundo profesional.
El impacto de este
popular juego ha permeado todos los estratos sociales, generando una fanaticada
que,
años tras año,
disfrutan los juegos de la Liga Venezolana (1927), que de manera mediática
invade todo el quehacer sociocultural, pues representa un movimiento económico significativo como empresa deportiva.
El béisbol representa, en San Joaquín, una extensa historia
que aún está por escribirse, llena de figuras y jugadores estrellas, que han
sido productos de una sistemática preparación deportiva, logrando destacarse
dentro y fuera del país. Asimismo, el nombre de San Joaquín ha sido distinguido
con los triunfos de equipos de diferentes categorías, resaltando la existencia
de una cantera de jugadores con tendencia a ser grandes aspirantes a la carrera
profesional.
Comenzamos estas notas con una semblanza de un importante
personaje sanjoaquinero, Rafael Camacho
Duarte (1918-1996), que, como su hermana mayor, de la señorita Luisa Camacho, tenía una
admirable memoria que recordaba con luz y detalles algunos hechos sociales transcendentales
de la comunidad de San Joaquín, la cual había vivido o les habían contado sus
abuelos. Entre esos recuerdos se halla el dato oral que le suministró al cronista,
Antonio García (1920-2003), acerca
de la existencia de un equipo de pelotaris (pelotari se le llama al jugador de
la pelota vasca) antes de formarse el primer club de béisbol en 1922. En su
momento, la información fue puesta en el congelador debido a que, se carecía de
mayor conocimiento de la presencia vasca y de su influencia sociocultural en la
historia de San Joaquín.
En esta reseña sobre el origen del béisbol nos basamos de
la información publicada en la prensa escrita por el cronista García, en 1991. Además
de la referencia del sanjoaquinero, Coronel (AV), Juan Enrique Laurentín Rojas, en su trabajo Recuerdos y Vivencias del San Joaquín que yo conocí…, y, sobre todo,
la del profesor universitario Julián
Castro Marrero, en sus Crónicas de San Joaquín.
RAFAEL CAMACHO DUARTE, AGRICULTOR Y
BEISBOLITA
Nació en San Joaquín en 1918. Hijo
de don Eduardo Ramón Camacho y la señora Domitila Duarte. Fue bautizado como
Gabriel Rafael pero solo uso el segundo nombre con el cual se le conoció en
todos los actos públicos. Junto a su padre, pasó el mayor tiempo de su crianza
y formación para el trabajo, y de ser siempre útil en la comunidad. Se debe
decir que,
se le consideraba una persona pudiente ligada a la agricultura (actividad
fundamental de la economía del pueblo hasta los años 60) y el comercio.
La infancia, adolescencia y sus
primeros años de su juventud lo vivió en la época de mayor firmeza y poder de
la dictadura gomecista. Desde la infancia se le notó un alto nivel de
inteligencia, que lo situaba de sobresaliente en las escuelas de primera
enseñanza. Estas instituciones no eran graduada por lo que no había oportunidad
de promoción, pero el alumno se incorporaba a la sociedad con suficientes
conocimientos para desempeñarse en las actividades de mayor responsabilidad de entonces,
al cumplir con el organizado y riguroso programa de estudios. Siendo joven
comenzó en la actividad agrícola, primero, al lado de su padre en terreno
arrendados en haciendas vecinas y después de los años 30, en adelante, en
terrenos de la nación, que fueron adquiridas posteriormente.
Llegó a ser un eficiente productor
agrícola, que asimiló y usó conscientemente los métodos y prácticas de producción
contemporáneas, destacándose en la siembra y cosecha de algodón. Pero es que, además, avanzó en otros conocimientos: se hizo
radio técnico estudiado por correspondencia, aprendió carpintería y profundizó
en área de la mecánica automotriz por un curso a distancia que no terminó.
Estos conocimientos les fueron útiles en su ocupación principal de agricultor, para
resolver y mejorar los equipos e implementos. Por causa de enfermedad,
vendió las tierras y abandonó la actividad de la agricultura.
Fue dueño de los terrenos ubicados en el noreste de la
población (hoy la urbanización La Camachera) y de una tienda comercial
(pulpería) donde expendía diversos géneros de productos, principalmente, telas
y prendas de vestir, con excepción de licores, fármacos y comestibles.
En el quehacer deportivo fue un activo y consecuente
practicante del béisbol y de las bolas criollas, teniendo destacada figuración
en el primero, en la clasificación amateur, máxima categoría que se jugaba en
el interior del país. Pudo haber sido un destacado jugador profesional, pero no
existían promotores o agentes nacionales y extranjeros, que buscaran jugadores que pudieran
tener condiciones, como sí ocurre en la actualidad.
Se inició en el béisbol, también, en los años 30, en el club Fardale (nombre de una universidad
norteamericana) de Mariara, al poco tiempo se integró al equipo 19 de Diciembre, en San Joaquín, hasta 1935, para finalmente
incorporarse al equipo Unión de esta misma localidad. Igualmente, jugó en varias oportunidades
compitiendo en torneo y campeonato con equipos
de Valencia. Se destacó en diferentes posiciones en el campo de juego, pero con
mayor efectividad en la posición de lanzador y receptor. No dejó descendencia y
falleció en San Joaquín en 1996.
JUEGO DE PELOTA O REBOTE
El juego vasco de la pelota se extendió en la época
colonial por tierra americana en diferentes formas o modalidades, por ejemplo, en
los Valles de Aragua de la jurisdicción del Ayuntamiento de Valencia, provincia
de Caracas, se propagó dicha práctica deportiva como trasplante de la cultura
tradicional de los vizcaínos establecidos en los distintos lugares o valles,
con el nombre de juego de pelota o rebote.
El juego se divide en dos modalidades según el tipo de muro
o pared llamado frontón: juegos directos o indirectos. Aun cuando, no contamos
con una descripción del juego en la época colonial, es posible que se
practicara el tipo indirecto, donde los participantes es mínimos de dos
jugadores o en equipos, las cuales golpean una pelota contra una pared hasta
conseguir un tanto. (Véase Wikipedia: La pelota vasca).
El historiador Lucas Guillermo Castillo Lara relata un
conflicto jurídico de fecha, 1799, en el vecindario de Maracay, intitulado: “El pleito por la pared del juego de pelota
vasca”, de donde se desprende que, tanto el juego como el lugar donde se
halla la pared (frontón), para realizar la práctica deportiva, se llamaba también
rebote. (Maracay Colonial. Tierra y Hombres en función de una esperanza,
2001:267-269).
En San Joaquín se
conoció indistintamente como Juego de pelota española o pelota vasca, que se
jugaba en el rebote. Hubo tres sitios con ese nombre: uno quedaba en El Carmen
Centro, otro en El Remate, y el tercero cerca de la avenida Juana Iriarte
(antigua la Línea) hacía el sur de la calle Miranda. Todavía para la década de
los años 40, se conservaba la denominación del sitio ubicado en el Barrio El Carmen
Centro, así lo recuerda Laurentin Rojas (2001), cuando se refiere al béisbol:
…“también lo disfrutábamos en el cuadro
de pelota, no se hablaba de stadium; este cuadro de pelota quedaba en los
potreros norte de la Hacienda el Carmen, allí todavía la mata de María, donde
estaba la primera base, ese sitio se llamaba el rebote y estaba al frente de
Coats, desapareció para dar paso a la Autopista Regional del Centro” (…Recuerdos y Vivencias del San Joaquín que yo
conocí…, 2001:45). El nombre de ese lugar se mantuvo hasta los años 60 ya que,
el campo de juego de Béisbol se encontraba en el sitio o terreno conocido como
El Trabuco.
Según
la información suministrada por el señor Camacho Duarte, antes de conformarse
el primer equipo de béisbol, en San Joaquín, había un equipo pelotaris que lo
integraba Rosendo Silva, Vicente Mendoza y Tomasico Navarro.
EL PRIMER EQUIPO O CLUB
El primer equipo de beisbol se organizó
el 28 de octubre de 1922, con el nombre de “Boyacá” que, como dice Laurentin Rojas,
“fue un equipo que murió al nacer” (Ídem.), pues se desintegró entre los años
de 1925 y 1926. Estuvo conformado por
los siguientes jugadores: Rafael Utrera, Julio César Ohep, César Casteluche,
Leopoldo Jiménez, Ángel Castrillo, Pedro
Rodríguez, padre; Arturo Gadea, José María Gadea, Andrés Utrera, Pablo Bujada,
Pedro Hernández, Hernán Monasterio, Oreste Jiménez, Natalio Perera, Felipe
Vásquez, padre; Salvador Gadea, Antonio Acacio Utrera y José Camacho.
Posteriormente, se crearon los clubs
Las Delicias y 19 de Diciembre, de muy corta duración, pero, como afirmó Antonio
García … “tuvieron el mérito de estimular
y arraigar la afición en la comunidad y sentar las bases del futuro desarrollo
de tan querido deporte” (La Calle, Reseñas Históricas del Béisbol Sanjoaquinero,
Valencia, Sábado 5 de octubre de 1991, p. 14).
EL UNIÓN B.B.C. DE SAN JOAQUÍN
En los inicios del Béisbol, se organizaron equipos que
duraban apenas tres meses y, cada vez, se constituían un equipo nuevo, entre ellos: El Luchador,
Los Rebeldes y el Titán (categoría infantil). En la época solo había tres
categoría: infantil, amateur (aficionado) y
profesional. Es por ello, que aún vigente el equipo 19 de Diciembre, en 1934, por iniciativa del señor, Justino
Marrero, se fundó el Unión infantil; luego la categoría amateur, que se
inauguró a finales de 1937.
En una breve misiva firmada por Justino Marrero, de fecha 3
de noviembre de 1937, fue enviada a la señorita Luisa Camacho, en nombre del
club, donde se le comunicaba lo siguiente: “Cúmplanse
particípale que en sesión de anoche fue Ud. nombrada Madrina Deportiva del
Unión B.B.C de esta población. Al particípales dicho nombramiento confió que
Ud. no tendrá inconveniente alguno para aceptarlo dado su espíritu deportivo y
por la deferencia con que siempre a distinguido a sus nombrantes” (Archivo
del Cronista de San Joaquín).
Seguidamente,
en la oportunidad de estrenar nuevos uniformes, el equipo fue reinaugurado el
25 de julio de 1941, en el terreno llamado El Trabuco, donde había un famoso
samán (El samán del trabuco montado), ubicado en la entrada del pueblo por el
este, donde está el bar Tropical y la subestación de gasolina. El equipo lo
conformaban: Miguel Cazorla, Rafael Camacho Duarte, Ángel E. Arias, Felipe A.
Vásquez, hijo; Pedro Guédez, Pedro Orellana, Erasmo Orellana, Eliseo Blanco,
Gustavo Hernández, Antonio García, Pablo Guerrero, Justino A. Marrero H. José
Miguel Aponte, Verónico Robles, Luis M. Galíndez S. (manager) y Pablo
Herrera.
En esa ocasión fue nombrada madrina, Hilda Arenas F., y
como mascota el niño, Ulises Arias. Y la directiva de club conformada por
Rafael Hernández, presidente; Luis María Galíndez, vicepresidente; y, Felipe A.
Vásquez, secretario de actas y correspondencias.
En esta primera etapa se destaca la figura del dirigente
deportivo, Justino Marrero,…“persona muy
apreciada por su capacidad
intelectual y excelente cualidades humanas, le tocó presidir la directiva del
club y con dedicación e inusitado interés deportivo hizo que la popularidad del
conjunto se proyectara a otras poblaciones del Estado Carabobo, incluyendo la
Capital”… (Ídem.).
Más tarde se creó el equipo Junín, que heredó y continuó los éxitos del Unión.
DEL REBOTE, CUADRO Y ESTADIO
Los
grupos humanos determinan los nombres de los lugares según las circunstancias,
contextos y pautas, que van marcando la cotidianidad; así tenemos, por ejemplo,
la evolución de las diferentes denominaciones de los sitios públicos destinados
a la práctica deportiva del béisbol.
A partir de 1987, fecha de
inauguración deportiva del Estadio Alberto Vásquez, se comenzó asignarle el nombro
de estadio al recinto que, por muchos años, se le venía llamando el cuadro. Así, lo recoge en sus
crónicas, Castro Marrero (2015), cuando afirma que: “El cuadro siempre se denominó al infield en la jerga de la pelota
criolla. Más este campo de beisbol, ubicado a orillas de la línea del
ferrocarril en el sur de San Joaquín, en su extensión, siempre en el pueblo se
le denominó como el cuadro. Vamos al cuadro o nos vemos en el cuadro o él está
en el cuadro, se escuchaba” (Blog digital Crónicas de San Joaquín: SAN
JOAQUÍN: el cuadro y los paneleros). Esta
acertada apreciación hoy ha desaparecido en el vocabulario, dando paso al
actual nombre de estadio.
Pero según la tradición oral, muchos
años atrás, lo que conocimos como el
cuadro, fue también denominado, rebote.
Éste nombre casi olvidado, representa, como bien hemos señalado arriba, una innegable
relación con el juego de la pelota vasca, actividad recreativa que fue muy
practicada en San Joaquín durante el siglo XIX y las dos primeras décadas del
XX.
NOTA MARGINAL
La
historia oral es una herramienta investigativa de suma importancia para los
cronistas e historiadores que tratamos la historia local o cotidiana, pero debe
ser utilizada con mucha prudencia y responsabilidad, de ahí, que el dato de la
pelota vasca se haya mantenido en reserva hasta ahora que lo hemos considerado. Existe la suficiente evidencia para
confirmar tal afirmación histórica. Además, esta referencia histórica refuerza
el grado de influencia cultural transmitido por los primeros vecinos de origen
vascos, que, como clase dominante, se extendió hacía los demás estamentos sociales de la comunidad
de San Joaquín durante el siglo XIX.
Recomendamos la lectura de los artículos del cronista Julián Castro Marrero que, como buen conocedor del juego de Béisbol, hace interesantes descripciones para comprender mejor los inicios del béisbol en San Joaquín.
Evencio Díaz
Cronista Municipal
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